La calidad de vida de los pacientes baja un 60% tras pasar por la UMI
Un estudio realizado en el hospital Txagorritxu de Vitoria durante los años 1999 y 2000 por el doctor Sebastián Iribarren sobre 377 pacientes concluye que la calidad de vida de quienes pasaron por la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) vieron reducida su calidad de vida en un 60% seis meses después de recibir el alta. El mismo trabajo estima que el 40% de los pacientes fallecieron un año después de haber pasado por la unidad y que el 25% lo hicieron durante su estancia hospitalaria.
Iribarren, médico adjunto de medicina intensiva en el hospital de Txagorritxu, explicó ayer a este periódico que la calidad de vida previa de los pacientes influye sobremanera en su recuperación y, por tanto, en los criterios que se manejan a la hora de ingresarlos en la UMI. Ante el aumento en estas unidades de pacientes con patologías crónicas y de su media de edad -en torno a los 70 años, según Iribarren-, el especialista planteó la necesidad de crear servicios intermedios entre los ya existentes en la UMI y las plantas de los hospitales. "El problema no es la unidad, es la enfermedad", subrayó. Aunque "no hay soluciones taxativas", instó a potenciar el diálogo con las familias sobre el ingreso en estas unidades para evaluar el coste físico, psicológico y económico de la decisión. El objetivo del tratamiento en una unidad de cuidado intensivo "no es solamente que los pacientes vuelvan vivos a la planta", sino conseguir que su calidad de vida sea igual o mejor a la que gozaban antes.
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