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La conferencia de Copenhague

Gran negocio verde en Copenhague

Las empresas pugnan para beneficiarse de los 8,2 billones de euros que costará reformar el sistema energético - Las grandes compañías toman la capital danesa

Jim Rogers preside Duke Energy, tercera mayor eléctrica de EE UU y tercera empresa más contaminante del país y duodécima del mundo. Uno no esperaría encontrarle en los pasillos de la cumbre del clima, entre ecologistas que piden reducir el CO2

drásticamente. Pero aquí está. "Si nuestra empresa fuera un país seríamos el 41 en emisiones", explica, pero no parece orgulloso de ello. Rogers está convencido de que eso va a cambiar y quiere estar en la línea de salida: "Planificamos las inversiones contando con que habrá un tratado internacional en Copenhague y comercio de emisiones", explica a EL PAÍS. "Cuanto antes tengamos ese acuerdo y las señales claras mejor, porque la transición a una economía baja en carbono no va a ser sencilla ni barata". Rogers, pelo blanco y ademanes de empresario poderoso, de los que no necesitan demostrarlo, cuenta que el día anterior estuvo con Obama y que le refrendó su compromiso

Los empresarios se están dividiendo en ganadores y perdedores
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La lucha contra el cambio climático comienza en serio y mueve mucho dinero. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que en la revolución energética y del transporte necesaria para limitar las emisiones al nivel que busca la cumbre habría que invertir 8,2 billones de euros (no es una mala traducción del billion anglosajón) entre 2010 y 2030. Y la carrera ya empezado.

Los empresarios ya no tienen una sola voz. Primero la mayoría de ellos se oponía a Kioto pero ahora ya se vislumbra el grupo de ganadores y perdedores. La publicidad de los primeros ha invadido Copenhague. A la puerta de la cumbre, Vestas (la empresa danesa que ha colocado uno de cada tres aerogeneradores en el mundo) ha plantado un gran molino; en el Metro aparece la publicidad de Acciona; Siemens ha bautizado la ciudad como Hopenhagen y el lema se lee en cada esquina sobre imágenes de sus trenes de alta velocidad. Renault ha alquilado un conocido café en el centro y lo ha llenado de coches eléctricos, Honda patrocina la conferencia.

El catedrático y experto en economía del cambio climático Xavier Labandeira cita entre los segundos a "aquellos que no se pueden adaptar ante un nuevo escenario o con poca capacidad de adaptación, como la industria del petróleo, el carbón o la aviación", aunque a medio plazo la tecnología pueda ayudarles. No se ven en Copenhague petroleras, aerolíneas o cementeras, cuya visión es otra.

El negocio de la energía limpia, con 630.000 millones de euros en 2007, supera ya al farmacéutico y será el tercer sector industrial en 2020, según un informe de WWF presentado en la cumbre. Entre 2000 y 2008, el mercado eólico creció un 24% al año y el solar un 53%. "El sector eólico mundial creció un 10% en 2008. Le reto a que encuentre un sector industrial que creciera tanto en el peor entorno de financiación", clama el secretario general de la patronal mundial eólica, Steve Sawyer.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, participó el viernes en Copenhague en un foro paralelo de empresarios. En un céntrico hotel explicó a este diario lo que espera de la cumbre: "Que haya un compromiso firme de todas las naciones. La única manera de bajar las emisiones es que cueste. Que la basura que emitimos cueste como lo hace la materia prima". Galán se ve en el bando ganador: "Cuando llegué a Iberdrola, en 2001, apostamos por las renovables y el gas mientras otros se empeñaron en seguir con su negocio tradicional. Y si a alguien le sirve nuestro ejemplo, éramos la decimocuarta empresa del mundo por capitalización y hoy la quinta. Éramos 9.000 personas y hoy 33.000 e Iberdrola Renovables vale en bolsa casi tanto como Repsol". Con más de 600 millones, Iberdrola ha sido la principal beneficiada del plan de estímulo económico de la Casa Blanca. "Con Copenhague saldremos disparados en EE UU", resume gráficamente.

Philippe Joubert, presidente de Alstom Power, compañía líder en captura y almacenamiento de CO2 y en fabricación de equipos para nucleares, coincide. "Será un negocio para algunas empresas, como la nuestra, pero otras perderán. Hay ejemplos celebres en la industria del automóvil de fabricantes de coches demasiado grandes que consumen demasiado y que no se venden", en alusión a la quebrada industria de EE UU. Joubert, francobrasileño de hablar directo, entra incluso al tema científico: "Quienes no se creen esto del cambio climático están errados. Las curvas de aumento del CO

2 y de la temperatura son claras y paralelas. Por la misma razón que no veo cómo un presidente de un país puede volver la semana que viene a casa y decir que no hay acuerdo, no sé como un empresario de la energía, el transporte o el cemento puede negar el problema del CO2". Según Joubert, no es tan importante el resultado de la cumbre: "No creo que haya un acuerdo ya, pero aun así Copenhague va a reforzar las tendencias a largo plazo. Seguro al 99,99%".

El esquema de estos empresarios es claro: el CO2 y la energía van a costar más. Quien tenga la tecnología para emitir menos ganará más que quien contamine. "El coste de la energía va a subir, por supuesto. No es subir, sino tener en cuenta que va a haber que producirla limpiamente", señala Joubert. Rogers es de la misma opinión: "En EE UU la electricidad lleva 50 años en los mismos precios y subirá".

Y el sector del automóvil se ha embarcado en la carrera de los coches eléctricos. Renault, con 2.000 personas empleadas con Nissan en su programa eléctrico, está a la cabeza: "Queremos hacer con los eléctricos lo que Toyota hizo con los híbridos", explica uno de los responsables de desarrollo del equipo, Jean Yve Stineau.

La presencia de empresas ha molestado a grupúsculos ecologistas, movimiento alrededor del cual cada vez se mueven más anticapitalistas. "Es nuestro clima, no vuestros intereses", fue el lema de una marcha no autorizada el viernes en la que fueron detenidas unas 70 personas. Muchos creen que los empresarios les roban el discurso y se envuelven en la bandera verde pese a que realmente no creen en ella.

El futuro

- Dos grados. Para estabilizar la concentración de CO2 en la atmósfera en 450 partes por millón y limitar así a dos grados la subida de temperatura, hay que invertir en los próximos 10 años 1,8 billones de euros, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). La inversión sería en ahorro, renovables, biocomsbutibles, nucleares y captura de CO2.

- Transporte. La AIE pide que en sólo una década casi un 40% de los coches nuevos sean híbridos, eléctricos o híbridos enchufables.

- Petróleo. El recelo de Arabia y los países petroleros en esta cumbre parece justificado. No les tranquiliza la parte del estudio de la AIE que asegura que se consumirá menos petróleo pero mucho más caro. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, dice: "El petróleo no va a dejar de utilizarse pero será para fines distintos".

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