Curriculum vasco
El "cambio tranquilo" que había prometido el lehendakari, Patxi López, está resultando para algunos demasiado tranquilo, casi imperceptible, mientras que para otros parece el trotar mismo de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Gobernar y contentar a todos son, como es obvio, dos pretensiones metafísicamente contrapuestas. Piano piano, algunos cambios se van notando. Quien pusiera ETB-2 la noche del 25 de octubre y viera el documental sobre el aniversario del Estatuto y el debate posterior se frotaría los ojos antes de entender que no se había equivocado de canal. Quien en las fiestas de su pueblo o barrio haya observado la notable disminución del atrezo y la glorificación etarra se habrá preguntado cómo es posible que hayamos estado consintiéndolo durante tanto, tanto tiempo. Por ejemplo.
Ahora toca el turno a la educación, aspecto tan sensible o más que los anteriormente citados. La consejera Isabel Celaá adelantó este lunes algunas líneas de los decretos que van a modificar el curriculum educativo vasco heredado del anterior Gobierno tripartito, cuya consejería de Educación estuvo capitaneada durante catorce años por EA. No tengo más datos sobre la reforma que los aportados por la prensa. Se ha acentuado el hecho de que el euskera y el castellano vayan a considerarse igualmente lenguas vehiculares. También el intento de evitar en el curriculum educativo el "adoctrinamiento nacionalista", empezando por el mismo uso político-administrativo del término "Euskal Herria" más allá de su uso tradicional referido al ámbito cultural y lingüístico.
Quienes hemos manejado libros de texto en euskera sabemos bien de qué está hablando la consejera. Ese adoctrinamiento es más que visible en algunos textos escritos directamente en euskera y especialmente en los producidos por editoriales como Gaiak o Ibaizabal. A veces más sutiles, a veces menos, no es raro encontrar afirmaciones como la siguiente, presentadas no como reivindicaciones, sino como verdades de hecho (traduzco): "El derecho inalienable de Euskal Herria y de los siete territorios históricos que componen su cuerpo nacional" a la "libre autodeterminación, sin ningún tipo de injerencia" (Filosofia. Bachillerato 1, Ibaizabal, 1997, p. 340).
Pero, como también es sabido, lo que se calla puede ser tan elocuente como lo que se dice. En el decreto que regulaba los contenidos de la materia Educación para la Ciudadanía, adecuados por el Gobierno Vasco (BOPV, 13 de noviembre de 2007, y en el que, por cierto, también se habla de "conocer los derechos de los pueblos y su libre ejercicio"), en medio de un programa en general admirable brilla por su ausencia cualquier referencia a la violencia terrorista y a sus víctimas, mientras que la sensibilización hacia la violencia de género ocupa una buena parte de su extensión. También se remediará, al parecer, esta llamativa ausencia. Veremos.
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