_
_
_
_

Desconocimiento y apología del franquismo en Tik Tok: el cóctel que empuja a jóvenes al revisionismo histórico

Historiadores alertan de la necesidad y complicación de competir contra las redes sociales y la popularidad de ‘youtubers’ de extrema derecha

Un grupo de alumnos asiste a la exhumación de una fosa común en Iruzkun (Navarra) en 2019.
Un grupo de alumnos asiste a la exhumación de una fosa común en Iruzkun (Navarra) en 2019.Cecida por el Instituto Navarro de la Memoria.
Natalia Junquera

“Somos el único país del mundo donde la historia la han escrito los perdedores […]. El gran error de la Transición fue legalizar a los partidos que habían provocado la Guerra Civil, entre ellos, el PSOE []). No hay nada más peligroso que un rojo en el poder a punto de perder. Yo, por si acaso, los días antes de las elecciones no voy a coger un tren...”. Son extractos de un vídeo del youtuber InfoVlogger, que cuenta con 414.000 suscriptores. El título, Quieren volver al 36, es muy parecido a la canción –Vamos a volver al 36– que, junto a Los Meconios, cantó en octubre de 2022 en una fiesta de Vox en el espacio del Mad Cool. La letra decía: “Subimos vídeos a Internet; estamos en Twitter también, cabreamos siempre a los comunistas, feministas y progres (…). La izquierda que gobierna ya se llama Frente Popular […]. Somos la resistencia, somos fachas”.

“Mi habitación bien patriota”, presume en Tik Tok una joven que muestra la bandera preconstitucional mientras suena el Cara al sol. “Algunos solo ven lo malo de Franco, pero olvidan todo lo que tenemos gracias a él. Recordad que la Guerra Civil la empezaron (sic) la izquierda porque no asumieron su derrota en las elecciones y lógicamente, los de derechas tuvieron que defenderse”, afirma otro usuario. “Que llegue alguien como él”, pide un tiktokero mostrando una imagen del dictador. Es una aplicación especialmente popular entre los jóvenes, y según la última encuesta anual del Instituto Reuters, ya es el referente informativo para el 20% de los menores de 35 años. El diputado Manuel Mariscal, de Vox, celebró el pasado 26 de noviembre desde su escaño: “Gracias a las redes sociales, muchos jóvenes están descubriendo que la etapa posterior a la Guerra Civil no fue una etapa oscura, como nos vende este Gobierno, sino una etapa de reconstrucción, de progreso y de reconciliación para lograr la unidad nacional”.

No existen grandes estudios a nivel nacional sobre el grado de conocimiento de los jóvenes españoles sobre la represión franquista, pero en 2022 el trabajo de campo realizado para elaborar el informe Las barreras entre los jóvenes para acceder al conocimiento de la memoria democrática, realizado por el instituto de investigación social y de mercados CIMOP para la Asociación de Descendientes del Exilio Español gracias a una subvención del Gobierno, ya reveló profundas lagunas entre los estudiantes. Las entrevistas a jóvenes de 16 a 30 años de Madrid, Sevilla y Valencia, de centros privados y públicos, estudiantes de secundaria, universitarios y de formación profesional o trabajando ya en distintos sectores, dejaron diálogos como estos:

— ¿Cómo estalló la guerra?

— La gente estaba en contra de la dictadura y se rebelaron.

— ¿Y después de la guerra qué pasó?

— Después de la guerra murió Franco y ya llegó la democracia y el Gobierno. Si no hubiera habido Guerra Civil, ahora estaríamos peor, en bancarrota.

La última ley de memoria (2022) establece que “el sistema educativo español incluirá entre sus fines el conocimiento de la historia y de la memoria democrática española y la lucha por los valores y libertades democráticas”, para lo cual “las administraciones educativas adoptarán las medidas necesarias”. La educación es una competencia transferida a las comunidades autónomas y hay 11 gobernadas por el PP, partido que se apuntó a la teoría de Vox de que ese tipo de contenidos supone “adoctrinamiento”. El temario es extenso y la manera de abordar la represión franquista depende a menudo de la voluntad de los centros y de los propios profesores, que ahora han de competir con la popularidad de contenidos supuestamente históricos vertidos en redes. Hay institutos, como el Núñez de Arce de Valladolid, que organizan visitas al valle de Cuelgamuros para realizar el saludo fascista y otros que llevan a sus alumnos a la exhumación de una fosa común de fusilados por el franquismo.

Un hombre con una camiseta con la bandera preconstitucional en el Valle de Cuelgamuros.
Un hombre con una camiseta con la bandera preconstitucional en el Valle de Cuelgamuros.JUAN MEDINA (REUTERS)

El revisionismo histórico y la apología de la dictadura franquista se han colado, en el caso de la población que ha crecido en libertad, por la grieta más amplia: la de la ignorancia. Ante ese bombardeo en redes del que se jactaba el diputado de Vox, no hay un muro de conocimiento suficiente y cada vez es más frecuente ver a jóvenes en protestas con la bandera preconstitucional o levantando el brazo. Un 26% de los varones de 18 a 26 años declaró en una encuesta reciente realizada por el instituto 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER que prefería “en algunas circunstancias” el autoritarismo a la democracia.

El catedrático de historia contemporánea Julián Casanova, que el 19 de febrero publica una nueva biografía de Franco, alerta de ese peligroso “cóctel” y de la dificultad de los profesores de educación secundaria para transmitir a sus alumnos “la información relevante de la historiografía frente a la propaganda y lo que han visto en redes sociales”. “Ha sido”, añade, “una lluvia fina durante mucho tiempo, pero ha aumentado en los últimos años con nuevos modelos de propaganda digital. ¿Qué les dicen? Que la democracia no está haciendo nada por ellos mientras el establishment vive muy bien”.

Casanova forma parte del comité científico que asesora al Gobierno en el calendario de actos programados por el 50º aniversario de la muerte del dictador, englobados bajo el título España en libertad. El programa está muy enfocado a los jóvenes e incluye hasta una scape room itinerante, un juego donde, para salir de una habitación y entrar en la siguiente, hay que aprender algo sobre la dictadura, iniciativa que provocó mofas en X. El catedrático también critica a su propio gremio: “¿Cuántos historiadores están dando la batalla en las redes, tomándose esto en serio? Muy pocos. Tenemos que estar ahí y escribir para que nos lean. No sirve de nada hacer una monografía perfecta sobre la represión franquista si te leen 2.000 personas. Hay que usar todos los caminos: los medios, la enseñanza, las redes, el cómic…”.

La ignorancia tras el ‘Cara al sol’

Viendo ese déficit de conocimiento, José Antonio Martínez Soler, periodista de 78 años, y su hijo Erik, guionista que nació en 1978, el año en que se aprobó la Constitución, decidieron escribir a cuatro manos el libro Franco para jóvenes (Catarata). Erik cuenta que en su instituto nunca le hablaron de “los horrores del franquismo” y compara la necesidad de informarse sobre el pasado traumático con los antecedentes familiares de una enfermedad: “Conocer tus vulnerabilidades te permite vivir más y mejor”. Cuenta su padre que cuando le enseñó los primeros capítulos del libro, se “los tiró abajo porque eran un rollo”. “Le dije”, explica él, “que era mejor hacer un Franco visto desde hoy y que contara cómo había sido para él vivir en dictadura”. Cuando lo terminaron, se lo dieron a leer a un chico de 16 años, Bruno Martín, que les enviaba las palabras que no entendía, como “homilía”.

“En cuarto de la ESO”, explica Bruno, “estudié la Guerra civil y la dictadura de Franco, pero eran datos, fechas, sucesos... Al leer el libro, las vivencias en primera persona de alguien que lo había sufrido, ves realmente las injusticias que se cometían, comprendí mejor cómo era vivir en una dictadura. En redes sociales y algunos compañeros de clase dicen que no fue tan malo. Creo que los que se graban en Tik tok cantando el Cara al sol o con la bandera franquista, realmente no conocen la historia, no saben lo que dicen, porque cuando te lo explican bien, te das cuenta de que este hombre no hizo nada bueno. Tiene que ver con la desinformación y, a veces, con ganas de llamar la atención”.

Erik Martinez muestra el libro 'Franco para jóvenes' que ha escrito con su padre, José A. Martinez Soler.
Erik Martinez muestra el libro 'Franco para jóvenes' que ha escrito con su padre, José A. Martinez Soler.

“Para que no os pase lo mismo que a mí y a muchos otros españoles que sufrimos la represión violenta de la dictadura, os quiero contar quién es Franco”, explica José Antonio Martínez Soler en las primeras páginas del libro. Se refiere a su secuestro, el 2 de marzo de 1976, apenas tres meses después de la muerte del dictador. Vestían de paisano, pero no lo eran. Le abrasaron la cara con un líquido, le colocaron esparadrapo en los ojos y lo llevaron, permanentemente encañonado, a un lugar apartado donde lo torturaron e interrogaron para que les dijera quién había sido su fuente en un artículo sobre ceses y traslados de generales de la Guardia Civil moderados que había publicado en la revista Doblón con un pseudónimo.

Hasta que cumplió 27, Erik no conoció a fondo las circunstancias en las que su padre había sido secuestrado por un comando ultra de la Guardia Civil. “Durante 30 años no lo hablé con nadie”, admite José Antonio. “Mi padre”, explica, “era un teniente del ejército republicano y estuvo en un campo de concentración. Mi madre tenía dos hermanos socialistas en la cárcel y me pedía siempre: ‘No te signifiques’. Yo me he criado en el silencio del miedo. En nuestra casa, en las casas de los perdedores de la guerra, no se hablaba nunca, pero en las de los vencedores sí. Hemos sido demasiado cautos. Y ahora entro en Tik Tok y me escandaliza la cantidad de falsedades que cuentan sobre Franco. La libertad es como el oxígeno: no la valoras hasta que te falta. Si esos chavales supieran cómo era de verdad vivir en dictadura, dejarían de grabarse cantando el Cara al sol”.

Erik relata que en el lugar donde trabaja, una productora, le pidieron que no vinculara a la empresa con el libro de Franco. “Me dijeron que el dinero se espanta rápido”. El miedo, la incomodidad, los prejuicios... siguen presentes, como lo estaba un busto del dictador en el Real Casino de Madrid, en pleno centro de la capital, hasta 2023, cuando Erik y unos amigos, después de visitarlo, decidieron hacer público lo que habían visto. Y se retiró.

Aunque el problema se ha acrecentado, no es nuevo, como tampoco lo son las iniciativas para intentar atajarlo. En Navarra, entre 8.000 y 10.000 chavales de entre 15 y 18 años pasan cada año por las diferentes actividades del proyecto Escuelas con Memoria, que nació en 2016 impulsado, precisamente, por profesores de historia que detectaban ese déficit de conocimiento sobre la represión y la dictadura. “Había profesores”, relata Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, “que no querían abordar con rigor ese periodo o. directamente, faltaban por desarrollar proyectos educativos firmes que pusieran en valor los derechos que tanto costó conseguir y que pudieran competir con lo que los chavales ven en redes sociales”.

Además de obras de teatro, exhibición de documentales y talleres literarios sobre la materia, organizan visitas a exhumaciones de fosas comunes y encuentros con represaliados, como Josefina Lamberto, que hasta que falleció, en 2022, se dedicó a divulgar su triste historia para que nunca se volviera a repetir. Tenía siete años cuando los falangistas se llevaron a su padre y a su hermana Maravillas, de 14. A la niña la encontraron muerta, desnuda en un descampado. La habían violado. “Es impresionante estar en el parque de la Memoria de Sartaguda con las víctimas y 650 personas en silencio absoluto, escuchándolas”, recuerda Gastón. “Los profesores podemos explicar los contextos históricos, pero cuando los alumnos escuchan directamente a los represaliados, lo interiorizan de otra manera y se fortalece su conciencia democrática”. Lo demuestran sus reacciones. “Los mataron por pensar diferente”, resume una alumna ante la exhumación de una fosa en Navarra, después de que la antropóloga Lourdes Herrasti les enseñe los cráneos agujereados por los impactos de bala. “Tenían pocos años más que vosotros: 19 y 21”, les explica Ana Ollo, consejera de relaciones ciudadanas e institucionales, presente en una de esas visitas.

“Verás cuando tu abuelo se entere de que has estado con un rojo”

Consciente de que una de las mejores herramientas de transmisión de conocimiento ha sido siempre la empatía, Luis Pérez Lara, de 88 años, represaliado del franquismo, ha acudido en una veintena de ocasiones a institutos a contar su experiencia. Cuenta que utiliza algunos trucos. “Al principio llegas y hay risas, bromas... Oyes, por ejemplo, a uno decirle a otro: ‘Verás cuando tu abuelo se entere de que has estado con un rojo’ o cosas así. Si veo a uno con pelo largo, le digo que, seguramente, en la dictadura se lo habrían llevado detenido. Les cuento cómo eran los bailes, la represión sexual que había, que la mayoría de edad estaba en 21 años... y cuando veo que ya he establecido un contacto, poco a poco, les empiezo a hablar de la cárcel, de las torturas...”.

Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, en su época policial.
Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, en su época policial.

Militante del PCE, Pérez Lara sufrió, en la Dirección General de Seguridad, actual sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, todo tipo de palizas y vejaciones: porrazos en el pene, amenazas a punta de pistola... hasta simularon que iban a arrojarlo por una ventana. Uno de sus torturadores fue el célebre Billy el Niño, que hasta finales de 2022 disfrutó de cuatro medallas pensionadas (con dotación económica). Hoy llama a ese clic, cuando nota que los chavales le escuchan, “abrir la puerta”. Cree que ha estado cerrada demasiado tiempo, que han llegado tarde. También le preocupa “no tener relevos”, pero está convencido de que para espantar los autoritarismos hay que conocerlos, y a eso ha dedicado toda su vida en libertad: a que se sepa lo que les pasó a tantos como él.

MADRID, 10/12/2024.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, entregan, el pasado 10 de diciembre, un diploma de reconocimiento a Luis Pérez Lara, represaliado del franquismo.
MADRID, 10/12/2024.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, entregan, el pasado 10 de diciembre, un diploma de reconocimiento a Luis Pérez Lara, represaliado del franquismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_