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"Mató a mi hija porque le dijo 'no"

El juicio por la muerte de Nagore Laffage arranca hoy en Pamplona

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No hay tribunal humano que pueda reparar la perdida de una hija, reconoce Asun Casasola, madre de Nagore Laffage, la joven irundarra que murió asesinada en los Sanfermines del pasado año. Aun así, todas sus esperanzas están puestas en el juicio que arranca hoy en Pamplona. Asun verá en la sala por primera vez la cara del supuesto asesino de su hija, José Diego Yllanes, un joven licenciado en medicina de vida ejemplar -estaba terminando la especialidad en psiquiatría-, hijo de un neurocirujano latinoamericano asentado décadas atrás en España. "Va a intentar darnos pena, va a salir paliducho, con cara de no haber roto un plato en su vida", predice la madre. "Pero los hechos son los hechos. No la mató porque estaba borracho o por enajenación. La mató porque no toleró que mi hija le dijese que no".

El presunto asesino vio peligrar su carrera y la estranguló
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Sólo la muerte pudo borrar la sonrisa de esta estudiante de enfermería de 20 años, un suceso que conmocionó Navarra y Guipúzcoa. Su madre cuenta que ha recogido 130.000 firmas exigiendo un "juicio justo y una pena acorde con el delito cometido". Las recurrentes concentraciones de apoyo, la implicación institucional y el calor de la ciudad de Irún han ayudado a la familia, dentro de lo posible, a metabolizar la perdida de Nagore. Su hija era muy querida. "Tocaba el acordeón en el conservatorio, hacía gimnasia rítmica, iba a todas las colonias de verano, a Londres a aprender inglés, era una persona muy activa", recuerda Asun, enlace sindical en la compañía donde trabaja, presidenta de su barrio y madre de otro hijo, Javier. El padre de Nagore, el pintor Txomin Laffage, también es muy conocido en la localidad. La muerte de la joven se ha convertido en un símbolo de la violencia machista, y en la causa se han personado como acusación el Ayuntamiento de Pamplona, el Instituto Navarro para la Igualdad, las Juntas Generales de Guipúzcoa y el consistorio de Irún, además de la fiscalía y la familia de la fallecida.

El juicio deberá confirmar el relato de los hechos formulados en los distintos escritos de acusación. Según los mismos, el 7 de julio de 2008, en plenos Sanfermines, José Diego coincidió de madrugada con Nagore en la puerta del piso que ella compartía con varias jóvenes -no consta que se conocieran de antes, pero ambos desarrollaron sus estudios en la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra-. Ella le dijo algo al oído. Él le propuso que fueran a su casa y ella aceptó la invitación. Al llegar, se besaron en el ascensor y continuaron con el intercambio de caricias hasta que, una vez en el domicilio, Juan Diego le arrancó violentamente la ropa interior y las cosas se torcieron. Nagore se negó entonces a mantener relaciones sexuales con él.

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Al ver frustradas sus expectativas y con la joven asegurando que iba a contar lo ocurrido, José Diego, vio peligrar su carrera. La golpeó y estranguló hasta dejarla semi-inconsciente. La joven recobró el aliento para llamar al 112 susurrando que la iban a matar. José Diego volvió a asfixiarla hasta quitarle la vida. Intentó descuartizarla y le seccionó un dedo, pero desistió al no tener los útiles necesarios. Escondió el cuerpo en Orondritz, a 40 kilómetros, volvió a su casa y limpió todo con lejía y amoniaco.

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