"Intenté calmarla sujetándola"
Comienza en Pamplona el juicio por el asesinato de Nagore Laffage con un testimonio en vídeo del acusado
José Diego Yllanes, juzgado desde ayer en Pamplona por asesinato y profanación de cadáveres, dice que no recuerda haber golpeado a la joven irunesa Nagore Laffage hasta matarla tras subir con ella a su casa en la capital navarra el 7 de julio de 2008. Deja entender que todo fue una confusión, un malentendido. "Era como si uno hablara chino y el otro japonés", explica en su testimonio grabado por la Policia Foral de Navarra semanas después del crimen. "Supongo que intenté calmarla sujetándola", añade ante la insistencia de los investigadores.
El vídeo con sus palabras fue uno de los momentos más impactantes de la primera jornada del juicio, que comenzó con la constitución del jurado. Seis mujeres y tres hombres, jóvenes en su mayoría, deberán decidir si Yllanes era consciente de sus actos cuando mató a Nagore, intentó trocear el cadáver y lo llevó en coche hasta un paraje donde la ocultó entre la vegetación. La defensa tiene previsto alegar que Yllanes, quien declara hoy, actuó bajo los efectos del alcohol.
En su testimonio ante las cámaras de la policía, prestado en el mismo piso donde supuestamente mató a Nagore, el acusado responde "no me acuerdo" a la mayoría de las preguntas comprometidas. Se muestra nervioso y asegura no recordar haberla golpeado. "Nunca he golpeado a nadie", llega a declarar este joven de espalda ancha y brazos fornidos, cuya formación en artes marciales está acreditada. Sí recuerda intentar trocear el cadáver, pero al darse cuenta de la dificultad, dio marcha atrás: "Cuando ví [lo difícil que era cortarle] un dedo, pensé: 'Imagínate una pantorrilla". "Me he quedado más tranquilo tras ver el vídeo, le retrata tal cual es", afirmó después Javier, hermano de la joven fallecida.
Por la mañana, la madre de Nagore, Asun Casasola, acompañada por más de un centenar de personas, exigió frente a las puertas del Palacio de Justicia de Pamplona "un juicio justo" y una pena acorde con el delito -la fiscalía pide 20 años de cárcel-. Una nutrida representación institucional, que incluyó a la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia; la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero, y al alcalde de Irún, José Antonio Santano, todos ellos socialistas, arropó a la familia de la joven.
"No estamos ante un supuesto de violencia de género", quiso responder el juez, Francisco José Goyena, en su intervención al inicio de la vista, solicitando a las instituciones "que no envíen mensajes erróneos".
Una vez dentro de la sala, las amigas de Nagore no pudieron contener el llanto al escuchar el último susurro de la fallecida, una llamada al 112 pidiendo ayuda. "Me quieren matar", parece decir antes de que un brusco sonido interrumpa todo.
El abogado de la defensa, Eduardo Ruiz de Erenchun, explicó que varias de las pruebas serán cuestionadas y que intentará rebatir la imagen de frío y calculador que considera que se ha trasladado a la opinión pública de su cliente.
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