Los grandes partidos buscan por primera vez un pacto en educación
El PP condiciona el acuerdo al cambio del modelo de la LOE - El Gobierno no aceptará reformas legales 'a priori' - La reunión se celebrará esta semana
La garantía de que la educación deje de dar vueltas y tumbos pasa necesariamente por un acuerdo entre PSOE y PP. Esto es, la estabilidad de las leyes educativas y la lucha por implantar medidas que palíen los déficits de la educación española, especialmente el alto fracaso escolar (el 31% de los alumnos no logra el título de la ESO) y el abandono (el 36% de los treintañeros sólo ha estudiado hasta la ESO). Después de décadas de enfrentamientos en este terreno por motivos ideológicos y políticos, los dos grandes partidos se sentarán esta semana por primera vez (desde los Pactos de la Moncloa de 1978 y el pacto constitucional) para intentar un Pacto de Estado de Educación.
Este pacto es un objetivo prioritario para el Gobierno y un mandato del propio Zapatero al titular de Educación, Ángel Gabilondo, desde que le asignó este cargo. El PP ve el gesto con buenos ojos. Sin embargo, éste pondrá sus condiciones. Y el principal escollo tiene que ver con los modelos distintos de ambos partidos. La educación tiene mucho de ideológico. Por eso levanta tantas ampollas. Los modelos educativos tocan de lleno principios que forman parte de la esencia de los partidos, lo que dificulta los acuerdos.
Los populares aplauden la idea de Gabilondo pero le piden concreción
En la reunión de esta semana, el PP condicionará el acuerdo a que el Gobierno acepte cambiar el modelo educativo actual de la Ley Orgánica de Educación (LOE) para "modernizarlo" y buscar un "sistema vertebrado" y apoyado en "la calidad, la evaluación y los resultados, además de en la equidad". Los populares quieren una nueva ley pactada por ambos. El Gobierno, por su parte, no aceptará cambios legales a priori, es decir, como condición para llegar a un acuerdo, aunque está abierto a realizar modificaciones de la actual, una vez alcanzado el acuerdo y consensuado con todos los grupos parlamentarios."Es urgente trabajar en el camino del pacto, pero si los socialistas lo quieren tiene que ser para cambiar las cosas, el ministro tiene que ser más concreto, menos etéreo y metafísico". Es la postura del PP que explica uno de los portavoces del Grupo Popular en el Congreso y vocal de la Comisión de Educación, Alfonso Alonso. "Hay un desencuentro muy profundo con el PSOE desde hace mucho tiempo. Sobre todo desde que, al llegar al poder se cargó la Ley de Calidad
[impulsada por el PP cuando estaba en el Gobierno] de golpe. Pero tenemos que hacer un esfuerzo por compartir una visión de la educación en España dejando de lado los prejuicios ideológicos. Gabilondo ha venido con un discurso buenista que cala en la sociedad española, que está reclamando un cambio. Pero el modelo comprensivo de educación que hay ahora ha dejado en un segundo plano la calidad y la excelencia. Si queremos un pacto es para cambiar el modelo, porque no funciona". Alonso apunta otro argumento: "Tiene que vertebrarse el sistema. Que las competencias estén transferidas a las comunidades no quiere decir que no deba haber un sistema nacional de educación con un tronco común, pero que se cumpla de verdad. Hay que garantizar, por ejemplo, que los alumnos que lo deseen puedan estudiar en castellano en cualquier parte de España". El portavoz del PP vincula, por tanto, el pacto a un cambio legal: "Las leyes hacen los modelos. Si se hace una nueva que represente un consenso habrá estabilidad legislativa", argumenta.
En 2006, la mayoría de los partidos votó a favor de la LOE, promovida por los socialistas. CiU, BNG y CHA se abstuvieron. El PP votó en contra, de ahí la relevancia del acuerdo bilateral.
"El sistema educativo necesita un cierto grado de estabilidad para poder afrontar con éxito los retos educativos de nuestro tiempo, ése es uno de los objetivos de este acto", explica la responsable de Educación en la Ejecutiva de PSOE y portavoz de Educación de este grupo político en el Congreso, Cándida Martínez. El punto de partida de los socialistas para el acuerdo es claramente distinto al del PP. "En las últimas décadas, la educación española ha experimentado un cambio sin precedentes. Hemos construido un sistema moderno y equitativo, y existe una población infantil y juvenil que recibe una educación en España como nunca existió. Y estos logros lo son del conjunto de la sociedad", prosigue Martínez. "Por ello, la estabilidad significa partir de la ley actual, consolidar lo conseguido, y acordar cómo mejorar allí donde tenemos problemas y cómo responder a los nuevos retos", defiende.
La portavoz del PSOE especifica que entre los contenidos del pacto debe de estar la carrera del profesorado, su prestigio y reconocimiento social. "Ello no se consigue con las tarimas del PP, sino con un compromiso efectivo por mejorar sus condiciones laborales y profesionales", advierte.
Contra el fracaso escolar
"La educación se ha convertido desde la Transición en un arma arrojadiza, los partidos se enfrentan porque la educación transmite valores", dice el catedrático de Política de la Educación de la UNED Manuel de Puelles. "Hubo un pacto, el de la Constitución del 1979, que se hizo sobre valores básicos, pero se ha demostrado que no es suficiente", opina Puelles. "El escollo principal es ideológico. Los temas educativos levantan muchas ampollas y el camino es lento. Se podría articular un plan nacional de mejora de la educación sobre aspectos como la lucha contra el fracaso escolar, por la calidad, el rendimiento y la cultura del esfuerzo".
El secretario general de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE), Manuel de Castro, insiste también en que "un pacto político amplio, aunque está bien intentarlo, es muy difícil por cuestiones ideológicas". Pero opina que se podrían alcanzar acuerdos parciales. "Uno de los más importantes sería sobre el fracaso escolar". De Castro cree que un acuerdo de financiación sería importante pero con medidas concretas por delante.
El catedrático de Psicología de la Educación y uno de los promotores de la LOGSE socialista, Álvaro Marchesi, distingue entre "acuerdos genéricos, parciales y básicos". También insiste en que estos pactos son complicados. Y apunta que una alternativa sería acordar temas que están en el desarrollo de la LOE, como la educación infantil, el apoyo a las familias, la financiación y el estatuto de los profesores. "Esta opción conduciría a pactos parciales y tal vez en ellos estaría el objetivo deseable y, aunque difícil también, posible". Y ve posible un pacto en financiación, junto a las comunidades, para subirla en un 0,9% del PIB al año hasta 2021.
Los principales motivos de desencuentro
- La Historia de España. En 2000, con el PP en el Gobierno, se quiso realizar una reforma de las humanidades, que quedó bloqueada, tras tres años de debates, porque la Academia de la Historia criticó duramente la "tergiversación" de la enseñanza de esta disciplina en algunas comunidades. Mencionó como ejemplo las ikastolas. Varios consejeros autonómicos se levantaron contra la reforma. Las enseñanzas mínimas de estas materias se cambiaron, con grandes protestas.
- Religión y su alternativa. El PP defiende, como los obispos, una única alternativa a la asignatura de religión que sea evaluable. El PSOE promueve alternativas variadas, que no sean evaluables. En 2003, la Ley de Calidad, promovida por el PP, puso Hecho Religioso como única alternativa y evaluable. El PSOE paralizó la aplicación de esta ley y volvió a su modelo.
- Educación para la Ciudadanía. La derecha ve con recelo la enseñanza de determinados valores en la escuela. Cree que es "adoctrinamiento ideológico y moral". Los socialistas ven fundamental que se enseñen en el colegio valores como la libertad de elección sexual o que es legal el matrimonio gay.
- Lenguas autonómicas. El PP exige una "vertebración" del sistema para que, entre otras cosas, no se dé prioridad a las lenguas oficiales propias de algunas autonomías frente al castellano. El PSOE pide a las comunidades que respeten los mínimos fijados de castellano. La ley catalana de Educación eludió dar la tercera hora establecida para toda España.
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