La energía nuclear aviva la campaña alemana
La idea de Merkel de prorrogar la vida de las 17 centrales desata la crítica del SPD y los Verdes
Vestida de rojo, sonriente y en su salsa, la canciller democristiana Angela Merkel (CDU) cosechaba el lunes un aplauso tras otro con sus intervenciones en la versión alemana de Tengo una pregunta para usted. Hasta que una vecina de la central nuclear de Krümmel, famosa en Alemania por sus reiteradas averías, le preguntó sobre el futuro de sus niños en las inmediaciones del reactor atómico. Se desató la discusión más tensa de la noche televisiva y, por un instante, a la canciller casi le abandona su proverbial flema: "Me parece que usted y yo no nos vamos a convencer mutuamente". La espectadora no abandonaba la cortesía para apretarle las clavijas a la canciller sobre sus planes de aplazar el "apagón atómico" de 2021, acordado en 2002 por el Gobierno de Verdes y socialdemócratas (SPD) que presidía Gerhard Schröder (SPD). Por fortuna para Merkel y en detrimento de la calidad del programa, el presentador cambió de tema. Esta vez, el público aplaudió más a la madre que a la canciller.
La CDU sostiene que las plantas pueden durar entre 10 o 15 años más
La unión liberal y democristiana roza la mayoría en los sondeos
A sólo 18 días de las elecciones generales, el diario Süddeutsche Zeitung añadió ayer más carga explosiva al polémico asunto nuclear. Un télex publicado por el prestigioso diario muniqués expone las presiones del Gobierno del excanciller Helmut Kohl (CDU) a los científicos encargados en 1983 de comprobar la idoneidad del cementerio nuclear de Gorleben, en Baja Sajonia. Debido a estas presiones políticas, los informes científicos minimizaron el riesgo de filtraciones radioactivas a las aguas subterráneas y el de inundaciones en el subsuelo que debía guardar los peligrosos deshechos radiactivos por generaciones.
Merkel, que fue ministra de Medio Ambiente con Kohl entre 1994 y 1998, anunció que el Gobierno estudia las posibles irregularidades en los documentos de la época. Klaus Vater, portavoz de Merkel, se dijo sorprendido de que el télex aparezca a un par de semanas de las elecciones, "cuando llevaba décadas dormitando en los archivos".
Sin duda, el futuro de la energía atómica vuelve a ser un ariete electoral de Verdes, SPD y La Izquierda contra el proyecto de Merkel de gobernar con los liberales del FDP tras las elecciones del 27. CDU y FDP quieren postergar la desconexión nuclear entre 10 ó 15 años, aunque la industria pide 25. Un cuarto de la energía del país es atómica. Los demás partidos se oponen. Los socialdemócratas destacan que su papel en la gran coalición de CDU y SPD que gobierna Alemania evitó en estos cuatro años los planes democristianos de aplazamiento. Según una encuesta encargada por la organización Greenpeace, casi dos terceras partes de los votantes quiere la desconexión. Entre los que se oponen a la energía nuclear, el portavoz de Greenpeace Tobias Münchmeyer cree que la postergación propugnada por CDU y FDP alberga la intención de "prolongar la situación cada vez más" para acabar derogando la ley de 2002. Liberales y democristianos lo niegan y se refieren a la energía atómica como "tecnología de transición".
Las posibles presiones en el de por sí controvertido proyecto de cementerio nuclear en Gorleben deja en mal lugar a un Gobierno, presidido por Helmut Kohl, que fue conformado por una coalición democristiana-liberal.
El sábado, decenas de miles de manifestantes pidieron en Berlín que no se alteren los plazos impuestos por la ley de 2002 y que se desconecten definitivamente las 17 centrales nucleares aún en funcionamiento. Fue la mayor manifestación antinuclear que se recuerda en muchos años. Los lemas, los símbolos y los disfraces, así como la diversidad de los convocantes, hacían que se respirara un ambiente similar al de las grandes manifestaciones antinucleares del pasado.
El movimiento antiatómico alemán nació en los años 70 y alcanzó apoyos multitudinarios tras la catástrofe de Chernobyl en 1986, cuya nube radiactiva alcanzó de lleno a Alemania. El partido Verde lideró el movimiento durante décadas y celebró como un triunfo la ley de desconexión pactada con los socialdemócratas.
Llegaron ayer otras malas noticias para Merkel. La encuesta del semanario Stern da al tándem CDU-FDP el 49% de la intención de voto. Si continúa esta tendencia a la baja, la raspada mayoría que aún obtendrían podría desaparecer antes del 27. Es el peor resultado de CDU y FDP registrado en un sondeo semanal de Stern desde enero de este año.
La reciente confusión sobre la matanza de civiles en el bombardeo ordenado por un oficial alemán en la provincia afgana de Kunduz el pasado viernes dio, además, alas al partido La Izquierda, el único que pide la retirada inmediata de los 4.200 soldados que Alemania tiene en el país asiático. Los éxitos electorales en Sarre y Turingia el 30 de agosto también contribuyen al auge de La Izquierda, que obtendría ahora el 14% de los sufragios en las generales.
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