¿Diálogo social o teatro?
Este verano ha tocado escenificar el teatrillo del "dialogo social", con el fin de colar el enésimo gol a las clases más desfavorecidas, a la vez que los supuestos garantes de sus derechos e intereses (los sindicatos mayoritarios y un gobierno socialista) se lavan la cara.
Y es que después del verano nos esperan no pocas medidas "consensuadas" relativas al mercado laboral con un común denominador, más desprotección para los trabajadores y mayores ventajas para los empresarios.
La primera de ellas el ya famoso "contrato único", que en la practica va a suponer que los contratos fijos y estables por una parte y los precarios por otra se homogeneicen, pero a la baja, claro (algunos lo llaman "contrato de crisis"), es decir, todos iguales, desprotección para todos. Dicho contrato permitirá al empresario romper el contrato unilateralmente con una indemnización muy inferior a la actual. Lo presentan como "contrato del siglo XXI", cuando debería ser del XIX.
Otra pretensión nada desdeñable es unificar y despenalizar las causas del despido, evitando así judicializar las relaciones laborales, para escapar al control judicial y poder despedir a antojo con la consiguiente miniindemnización, vamos, despido más libre aún y casi gratuito. Como para atreverse a hacer sindicalismo de verdad.
Por si fuera poco, el tercer gran gol que nos van a colar este otoño-invierno es el de darles más campo de acción a las ETT, a las que se les va a permitir entrar en sectores hasta ahora vetados para ellas como el de las administraciones públicas, la sanidad, la agricultura o incluso la construcción, con el recorte de derechos laborales y sindicales que ello conlleva.
Es decir, que tras el "diálogo social", más precariedad, más temporalidad y más neoliberalismo.
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