¿Afecta el calor a los ciclistas?
¿Recuerdan a la gigantona Paula Radcliffe desmoronándose por el calor en la maratón olímpica de Atenas? Es, sin embargo, difícil ver a ciclistas que se tengan que bajar de la bici, a pesar del calor que puede hacer en algunas etapas del Tour. Una de las diferencias entre la maratón y el ciclismo es el viento. En un día calmo los ciclistas producen un viento igual a la velocidad a la que viajan. Por lo tanto, raro es que su piel no se ventile a 40 kilómetros por hora, lo que permite que el sudor se evapore deprisa y que no se calienten de manera excesiva (40 grados).
Sudar es la única manera de enfriarse cuando la temperatura exterior es más alta que la de nuestra piel (entre 32 y 34 grados). Pero al sudar, los ciclistas se deshidratan. Durante la carrera no se puede beber bien, pero es fácil rehidratarse. La peor situación para sufrir agotamiento por calor es ser un ciclista grande subiendo un puerto largo en un día de calor. En los puertos más duros la velocidad baja por debajo de 20 kilómetros por hora (y por lo tanto el viento) y la producción de calor sube mucho. En las cuestas cuanto más pesas, más energía tienes que gastar y más calor produces. Muchos aficionados tiran el agua de la cacharra para pesar menos cuando vienen las cuestas. Dos botellas son un kilo y medio y eso se nota en los puertos. Esta lógica probablemente funciona en los días nublados, pero cuando pega el sol no beber se penaliza. Esto se ha comprobado en un ambiente de 30 grados en una etapa simulada de dos horas de llaneo con llegada en puerto. Cuando los ciclistas llegaban al puerto con dos kilos menos por no haber bebido, subían más lento y su corazón iba más acelerado. No rehidratarse se paga.
Lo peor es ser un ciclista grande subiendo un puerto largo en un día de calor
Ricardo Mora es fisiólogo del Ejercicio de la Universidad de Castilla-La Mancha.
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