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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Combatir la nueva gripe

La transparencia es imprescindible para evitar la tentación política de ocultar los peores datos

En Argentina se ha pasado de contabilizar hace una semana, en plena campaña electoral, 1.587 afectados por la nueva gripe a admitir que son más de 100.000 los posibles contagiados, cifra que supera la registrada oficialmente en todo el mundo (89.921). Si el cambio de apreciación no está motivado por un mero error de cálculo sanitario, el Gobierno de Cristina Fernández ha ofrecido un espectáculo político bochornoso.

El número de afectados aumenta cada día en los cinco continentes. Ayer se informaba de la muerte de tres personas en Nueva Zelanda, un fallecido en Uruguay y el primer brote en Cataluña. La pandemia, de carácter leve en la inmensa mayoría de los casos, toca a todos por igual, pero el Gobierno argentino parece haber decidido retrasar la difusión de los datos en un ejercicio de falta de transparencia, esta vez sí, alarmante.

Hasta ahora, las autoridades españolas han gestionado el brote de la gripe H1N1 con rigor y transparencia. Dos casos controvertidos sobre el control de la pandemia han arrojado alguna sombra. Tras la presumible negligencia de recibir a escolares en un cuartel en el que se había detectado el virus, ha muerto una joven embarazada en un hospital de Madrid después de haber sido rechazada tres veces en urgencias.

Dalila Mimouni, aquejada de dolores, fiebre y dificultades respiratorias, tenía la nueva fiebre y falleció de neumonía. La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, junto al consejero de Salud de Madrid, Juan José Güemes, han vuelto a lanzar un mensaje de tranquilidad, lo que nunca sobra. Pero ambos se han apresurado a negar negligencia o error alguno en la atención sanitaria recibida por Mimouni. Puede que sea cierto, pero ni los datos que se conocen ni el corto periodo de tiempo dedicado a investigar el caso avalan tanta firmeza.

La transparencia en la gestión de la pandemia es fundamental para procurar a la ciudadanía la tranquilidad que tanto invocan los políticos. Esta pandemia es hoy de carácter leve, pero sus dimensiones en cantidad de población afectada (como se ve en Argentina) prometen ser gigantescas, según la OMS. No está de más, por tanto, que los políticos persistan en una saludable gestión de la información y se empleen en garantizar la mejor atención sanitaria en vez de caer en la tentación de escatimar datos por conveniencias políticas.

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