La empresa del 'caso Bravo' no pasó ninguna inspección fiscal en siete años
Glass Costa Este Salou pidió a finales de 2008 volver a su domicilio en Tarragona
La empresa catalana Glass Costa Este Salou SL, implicada en un caso de fraude fiscal por 2,1 millones de euros en el que intervino activamente, entre otros, el ex director de la Hacienda guipuzcoana Víctor Bravo, no ha sido sometida a ninguna inspección fiscal durante los siete años que figura domiciliada, de forma ficticia, en Guipúzcoa. Las primeras actuaciones de comprobación se practicaron por parte de la Hacienda foral a finales de 2008.
Los planes de inspección fiscal pasaron por alto a una empresa como Glass Costa Este Salou, una matriz de la que dependen una decena de sociedades mercantiles vinculada al negocio inmobiliario, con fuertes inversiones y acogida a un régimen tributario especial del que ha obtenido de forma fraudulenta cuantiosos beneficios. Esta sociedad, cabecera del grupo F&G y de la que dependen una decena de mercantiles, logró deducirse indebidamente un total de 2.158.747 euros del impuesto de sociedades y del IVA en los años 2003, 2004, 2006 y 2007, aprovechándose de que había falseado su sede real.
El primer control se dio al examinar en 2008 las empresas del fraude de Irún
La Hacienda foral no cayó en la cuenta de que el matrimonio formado por Fernando González Enfedaque y Yolanda Zuinaga, máximos responsables de Glass Costa Este Salou, urdió una estrategia para burlar la normativa tributaria de Guipúzcoa y el Concierto Económico mediante el traslado del domicilio fiscal de la empresa a San Sebastián. Según la denuncia de la Fiscalía, para ello contaron con la ayuda de Víctor Bravo, entonces director de la Hacienda guipuzcoana, y de Rufino Eizagirre, socio del anterior y alto cargo de la Diputación. Entablaron contacto con Jesús Jiménez Oruna, administrador del bufete Alt Norte (ahora Cialt Asesores), en cuya sede fijaron el domicilio fiscal de Glass Costa Este Salou. Las investigaciones han permitido constatar que esta dirección es un engaño, puesto que en realidad la dirección, los empleados, la contabilidad y toda la actividad de la empresa seguía estando en Cataluña. Previamente, desde julio de 2000, el matrimonio Enfedaque hizo constar como domicilio fiscal propio una vivienda de Bravo y su esposa, Arantza Arbelaitz, todos ellos, además de Eizagirre, imputados en este caso.
Bravo y Eizagirre pasaron en noviembre de 2001 a ser socios de Glass con el 7,1% del capital social, el equivalente a 1,4 millones de euros. Según el fiscal, solo tres meses después, en febrero de 2002, los dos altos cargos dictaron la orden foral que otorgaba a Glass el régimen fiscal especial de Sociedades de Promoción de Empresas, que una reducción importante en el impuesto de sociedades a la matriz y considerables deducciones a las filiales.
Desde que Glass Costa Este Salou creó la apariencia de que su domicilio fiscal, y el de sus principales propietarios, estaba en San Sebastián hasta finales de 2008, la sociedad no se vio inquietada por ninguna actuación de la Hacienda guipuzcoana. La primera comprobación, según ha podido conocer este diario, se dio a raíz de una orden foral de septiembre de 2008, cuya motivación era comprobar el entramado de empresas relacionadas con el fraude de la Hacienda de Irún, un procedimiento penal en el que figura como principal imputado José María Bravo, hermano del director de la Hacienda foral entre 1991 y 2003 y tres años senador del PNV hasta que en 2007 dimitió por el escándalo de Irún.
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