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Tensión en Irán

Ahmadineyad compara a Obama con Bush

Ángeles Espinosa

El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, reforzó ayer su aislamiento internacional aún más. Sin duda envalentonado por el respaldo explícito del líder supremo, Ahmadineyad acusó al presidente de EE UU, Barack Obama, de comportarse como su predecesor, George Bush, respecto a Irán y aseguró que no tiene mucho sentido hablar con EE UU a menos que se disculpe por su interferencia en los asuntos iraníes. Su invectiva da un portazo al intento de Washington de acabar con tres décadas de enemistad con Teherán, pero con el aparato del Estado bajo su control, las críticas tienen escasas posibilidades de prosperar.

Desde el inicio de la crisis iraní, Obama se ha mostrado cauteloso y evitado las críticas directas. Uno de sus objetivos como presidente era mejorar las relaciones con la República Islámica. Sin embargo, el martes dijo sentirse "indignado" por la violenta represión de las protestas.

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"Obama cometió un error diciendo esas cosas... Nuestra pregunta es por qué cayó en esa trampa y dijo las mismas cosas que solía decir el presidente Bush", dice Ahmadineyad en declaraciones recogidas por la agencia semioficial Fars. "¿Quiere hablar con ese tono? Si ésa es su posición, entonces de qué vamos a hablar... Espero que deje de interferir en los asuntos internos de Irán y se disculpe de una forma que la nación iraní se entere", añade. Desde su contestada reelección el pasado día 12, Ahmadineyad y sus partidarios se han atrincherado. La maquinaria de propaganda oficial culpa a EE UU, Reino Unido e Israel de estar detrás de las protestas que ha desatado el resultado electoral. El presidente iraní no da muestras de sentirse abrumado por la contestación popular. Sabe que cuenta, además de con el apoyo de millones de partidarios y el del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, con el aparato del Estado, que ha sembrado de leales durante los cuatro últimos años.

Ahmadineyad no sólo dio un giro a las políticas interior y exterior de Irán, sino que desde su toma de posesión en agosto de 2005 se empeñó en colocar a personas de su confianza a la cabeza de ministerios, administraciones provinciales y agencias de seguridad, e incluso entre los mandos intermedios. En su día fueron noticia su relevo de 30 gobernadores, 40 embajadores y un sinfín de funcionarios públicos que algunos analistas han cifrado en 10.000. Para ello recurrió a sus antiguos colegas de la Guardia Revolucionaria (pasdaran).

Más que un cambio de caras, fue un cambio de ideología. Esa camarilla de colegas que, como el presidente, están en la cincuentena, quedaron marcados por la guerra contra Irak y trajeron consigo una visión del mundo mucho más conservadora, profundamente religiosa y con cierto desprecio por la vieja guardia que hizo la revolución de 1979. Su pasado militar despertó las alarmas de numerosos analistas e incluso de algunos clérigos de Qom, que vieron cómo perdían peso ante el avance de esa nueva élite. Incluso los negocios se militarizaron con la creciente concesión de proyectos públicos a empresas vinculadas con los pasdaran. Son esos nuevos ricos los que se han beneficiado de los mayores ingresos del petróleo y conducen coches importados de gran cilindrada.

Ese giro no sólo ha alarmado a los reformistas, sino también a los conservadores tradicionales. Otra señal de división fue la ausencia a una celebración del triunfo de Ahmadineyad, el pasado martes, de al menos 105 de los 290 diputados del Parlamento.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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