El régimen estrecha el cerco sobre Musaví
El candidato denuncia presiones para aceptar la victoria de Ahmadineyad - Detenidos 70 universitarios tras reunirse con el líder opositor
Mir Hosein Musaví denunció ayer "presiones" de las autoridades para que renuncie a pedir la anulación de las elecciones presidenciales que dieron el triunfo a Mahmud Ahmadineyad. No obstante, el hombre que ha aglutinado los deseos de cambio de buena parte de la sociedad iraní se muestra firme frente a sus enemigos. "No tengo ningún miedo de responder a todas las acusaciones", asegura en un comunicado en su página web, en referencia a los ultraconservadores que le responsabilizan de las muertes que se han producido en la represión de las manifestaciones.
"Incluso estoy dispuesto a demostrar que los delincuentes electorales están al lado de los principales responsables de los disturbios, y cómo han dañado la seguridad de la gente", asegura Musaví renovando su compromiso de llevar el asunto hasta el final. Sus palabras son una referencia directa a lo que en la calle es un secreto a voces: que muchos de los destrozos que se ven tras las protestas no son obra de los manifestantes, en su mayoría pacíficos, sino de personas sin uniforme que los iraníes identifican como basiyís, una milicia comprometida en la defensa del régimen islámico.
El gran ayatolá Montazerí pide a los iraníes que prosigan su contestación
Ayer mismo, la cadena de televisión Al Jazeera emitió un vídeo que muestra a varios de esos paramilitares disparando contra un grupo de manifestantes desde el tejado de una mezquita. Aunque la cadena no puede verificar que la grabación estuviera realizada el pasado sábado como asegura su autor, sí que mostró imágenes que prueban que se trata de la mezquita de Lolagar, la misma que las autoridades dijeron que había sido incendiada esa noche.
Las revueltas de las dos últimas semanas constituyen el mayor desafío a la legitimidad de la República Islámica en sus 30 años de existencia y han revelado profundas divisiones entre la élite dirigente. "Si el pueblo no puede reivindicar sus derechos legítimos en manifestaciones pacíficas y se le reprime, el aumento de la frustración podría destruir los fundamentos de cualquier Gobierno, no importa cuán fuerte sea", ha declarado por su parte el gran ayatolá Husein Alí Montazerí. Este respetado disidente, que tiene el más alto rango religioso entre el clero chií de Irán, ha perdido a los iraníes que prosigan su contestación. Su respaldo a Musaví se suma a los de los ex presidentes Mohamed Jatamí y Alí Akbar Hashemí Rafsanyaní.
El órdago de Musaví contrasta con el hecho de que no haya sido visto en público, de forma incuestionable, desde el lunes día 15. Sin embargo, él mismo explica, en un texto previo pero que se colgó en su web al mismo tiempo, que el Gobierno está intentando aislarle y que tiene dificultades para comunicarse con sus seguidores.
"Mi acceso a la gente está completamente restringido", se queja por primera vez. "Nuestras dos páginas de Internet tienen muchos problemas. Nos han prohibido publicar Kalameh Sabz y han detenido a los miembros de la redacción", declara en referencia al periódico que lanzó para promover su campaña y que traducido al castellano significa Palabra verde, el color que se convirtió en símbolo del movimiento que le apoya. También denuncia que "otros periódicos [críticos] afrontan severas restricciones".
"Todo eso no contribuye a mejorar el ambiente en el país y va a conducir a más violencia", advierte Musaví tras expresar su convicción de que es peligroso impedir que la oposición se exprese de forma pacífica. "Esas limitaciones no dejan otra opción a la gente que informarse a través de medios extranjeros o de los medios nacionales que distorsionan la realidad", afirma en referencia a la radiotelevisión estatal, que estos días ha difamado a sus seguidores tachándoles de antipatriotas.
"Estoy sometido a presiones que pretenden hacerme renunciar a mi petición de que se anulen las elecciones", explica Musaví. El día anterior, otro de los candidatos derrotados, el conservador Mohsén Rezai, retiró las alegaciones que había presentado ante el Consejo de Guardianes y aceptó sus resultados. Aunque ese órgano de supervisión electoral se ha dado hasta el lunes para resolver las reclamaciones, ya ha dejado claro que en ningún caso cambiarán los resultados.
Esas presiones no son el único signo de que las autoridades están estrechando el cerco sobre quienes cuestionan el resultado de los comicios. Setenta universitarios que se reunieron con Musaví el miércoles fueron detenidos a continuación, y el clérigo Mehdi Karrubí, que también acusa al Gobierno de fraude, tuvo que cancelar ayer los funerales por los muertos en las protestas porque no encontró un lugar donde oficiarlos. En la misma línea, varios profesores de la Universidad de Teherán han expresado a este diario su malestar por el hecho de que el rector les haya conminado a firmar una carta de apoyo a las palabras del líder supremo.
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