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La conjura de los países emergentes

Brasil, Rusia, India y China se reúnen para buscar alternativas a la crisis

Soledad Gallego-Díaz

Uno de los organismos internacionales informales más importantes del mundo es el llamado BRIC, que reúne a Brasil, Rusia, India y China (las iniciales dan nombre al grupo), y que se ha convertido en uno de los centros de debate más interesantes. Los líderes de los cuatro países, que se reunieron por primera vez en mayo de 2008, volverán a encontrarse mañana en Yekaterimburgo (Rusia). No se esperan acuerdos espectaculares ni el anuncio de un programa común, pero sí un decisivo intercambio de opiniones.

Los BRIC, que representan la mitad de la población mundial, el 23% del PIB y más del 40% de la superficie de la Tierra, quieren aprovechar la crisis para organizar un sistema internacional que deje mucho más margen de maniobra que el actual para alternativas y experimentos sociales y políticos, explicó a EL PAÍS Roberto Mangabeira Unger, ministro brasileño de Asuntos Estratégicos, que acaba de participar en Moscú en una reunión preparatoria de la cumbre de junio.

Los BRIC suman la mitad de la población y el 23% del PIB del mundo
EE UU y la UE siguen con interés este acercamiento de posiciones

Los cuatro países del BRIC reclaman un mayor protagonismo en las decisiones mundiales y coinciden en una agenda de cinco puntos, en la que destaca el debate sobre el dólar como moneda de reserva; el papel de organismos como el G-20 y el propio BRIC; la reestructuración del régimen mundial de comercio; garantías para la seguridad, con una reconsideración del papel del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y que la agenda de no proliferación nuclear sea paralela a nuevas conversaciones sobre desarme.

En la reunión de Moscú participaron, además de Mangabeira, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, general Nikolái Pátrushev; Dai Bingguo, uno de los cuatro miembros del Consejo de Estado de China, y el consejero de Seguridad de India, K. M. Narayanan. Los cuatro países mantienen discrepancias en temas fundamentales, como la posición de la Organización Mundial del Comercio (OMC) respecto al proteccionismo agrícola, que India y China defienden a capa y espada para proteger su agricultura familiar, mientras que los intereses de Brasil, gran exportador de alimentos, por ejemplo, van claramente en la otra dirección. Aún así el acercamiento de posiciones en los cinco puntos mencionados supone una de las grandes novedades mundiales y la reunión de junio está despertando un extraordinario interés en todos los círculos políticos internacionales.

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Aunque el papel del dólar es uno de los temas más llamativos de la agenda BRIC, los otros cuatro también son fundamentales:

Organizaciones internacionales. Formalizar algunas de las surgidas fuera de la estructura de la ONU, como el G-20, el G-8+5 o el BRIC. Ninguno de esos organismos debe, ni puede, ser comparado con el antiguo "tercermundismo" o "no alineados", fundamentalmente porque tres de ellos son potencias nucleares y por su enorme poderío humano y territorial.

Revisión de las normas del comercio internacional. Los BRIC temen que en nombre del libre comercio se les impongan fórmulas rígidas y que se considere que los que se oponen a esas normas son contrarios al libre comercio, lo que no es cierto. Por ello, parecen más interesados en la estructura del GATT, mucho más minimalista que la OMC.

Garantías de seguridad. Uno de los temas más delicados de la agenda internacional. El único sistema actual es el de Naciones Unidas, pese a todos sus problemas y carencias. Pero cuando EE UU y sus aliados creen que su interés nacional está amenazado y que la ONU no les da la respuesta esperada, reaccionan actuando por fuera de la organización. Lo que se estudia no es tanto cómo impedirlo, que se considera inevitable, sino cómo hacerlo "más caro", cómo aumentar el precio político a pagar por salirse del sistema. No evitaría acciones unilaterales, pero haría que se recapacitara más antes de adoptarlas. En este capítulo, figura el debate sobre la ampliación de los miembros del Consejo de Seguridad.

Desarme nuclear. De los cuatro miembros del BRIC, Brasil es el único que no tiene armamento nuclear, que ha renunciado a tenerlo y que insiste en el desarme. Brasil pelea por mantenerse en la vanguardia de esta investigación, para que quede claro que, si no tiene armas atómicas, es porque no quiere y no como consecuencia de un déficit tecnológico.

La cumbre de Yekaterimburgo tratará también de iniciativas para organizar el mercado de biocombustibles y de cómo trabajar conjuntamente en este campo en los países de África. Los BRIC rechazan las políticas ambientalistas que consideran imposición de los países más ricos, pero están dispuestos a discutir seriamente sobre políticas de desarrollo sostenible.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de China, Hu Jintao, tras firmar un acuerdo en Pekín.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de China, Hu Jintao, tras firmar un acuerdo en Pekín.EFE

¿Qué hacer con el dólar?

Una de las "grandes preocupaciones" de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) es el papel del dólar como única moneda mundial de reserva, según explica el ministro brasileño de Asuntos Estratégicos, Roberto Mangabeira Unger. El tema es especialmente delicado y nadie quiere contribuir a episodios de volatilidad de la moneda norteamericana, especialmente China, que tiene grandes reservas de dólares y que no desea ver devaluada esa divisa. "A veces, se compara al dólar con el antiguo patrón-oro, pero no es cierto, porque el dólar depende de las políticas monetarias del Gobierno de Estados Unidos, y lo que resulta preocupante es que esas políticas puedan afectar al resto del mundo", dice Mangabeira.

Los cuatro países admiten que el problema no se podrá resolver a corto plazo, aunque el debate está claramente planteado: los BRIC buscan otro sistema, alternativo al dólar, pero no están dispuestos a aceptar la sustitución de esa divisa por el euro ni por ningún sistema global que implique un banco al estilo del Banco Central europeo. Es decir, no están interesados en una autoridad monetaria global con poderes discrecionales. Se interesan más bien en una cesta de monedas de reserva o en un sistema de derechos especiales de giro, como los del Fondo Monetario Internacional, pero con poderes muy limitados por parte del emisor.

En este camino cobran especial significación acuerdos bilaterales como los firmados recientemente entre China y Brasil a fin de que el comercio entre los dos países no pase por el dólar sino que se realice en las monedas nacionales, con un sistema de compensación que mantienen los dos bancos centrales. Un paso, consideran en Brasil, en la "experimentación" y "las alternativas" que debe permitir el nuevo orden internacional. La iniciativa ha sido acogida con mucho interés en Rusia.

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