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Las Juntas de Vizcaya acuerdan prohibir la entrada de uniformados en la sede de Gernika

La presencia de los más altos mandos de la Guardia Civil, la Armada y el Cuerpo Nacional de Policía en Euskadi durante la investidura en la Casa de Juntas de Gernika del lehendakari Patxi López, el 7 de mayo, motivó ayer un agrio debate en las Juntas Generales. Con el respaldo de EA, Aralar y un disidente del grupo de EB, la Cámara provincial aprobó ayer una propuesta formulada por el PNV para que, a partir de ahora, se impida la entrada a la sala de plenos de Gernika de "representantes uniformados de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, así como del personal de las Fuerzas Armadas".

El PNV utilizó el argumento de que la Casa de Juntas es "un espacio de acuerdo y paz", lo que "difícilmente puede casar con la presencia de uniformados ocupando el espacio parlamentario", para sostener que lo ocurrido hace un mes fue "un error político". "No era necesario irritar a una parte de la sociedad", afirmó el juntero peneuvista Jon Sánchez. Sostuvo que la presencia de los cargos policiales y militares en la Casa de Juntas "fue calculada" y consideró que no había ningún motivo "para romper los usos y costumbres" de las investiduras de los lehendakaris, en las que hasta ahora nunca se había invitado a mandos de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Interpretó su asistencia como una "sumisión" de los socialistas a "los criterios de la presidenta del Parlamento", la popular Arantza Quiroga.

El PNV presentó la propuesta porque "irrita a una parte de la sociedad"

Joseba Gezuraga (EA) calificó la presencia de los altos mandos de "inusual e inapropiada" mientras que Josu Murgia (Aralar) aprovechó esta cuestión para reclamar al Gobierno central una declaración de perdón público por el bombardeo de Gernika.

Ezker Batua, que se abstuvo en la votación, censuró especialmente que ocupasen los escaños reservados a "los hombres y mujeres que representan la voluntad popular".

Socialistas y populares fueron los únicos grupos que votaron en contra. Carmen Carrón (PP) defendió la invitación como la "manera de devolver la normalidad democrática" y se preguntó porque el PNV no lo había hecho hasta ahora. Censuró, además, el "doble rasero" de los peneuvistas, al rechazar esta presencia y apoyar el homenaje del pasado año a las víctimas en el Parlamento, tras el asesinato de un guardia civil en el cuartel de Legutiano. "Lo que subyace es una pataleta", dijo, antes de valorar que se estaba "intentando desprestigiar a las Fuerzas de Seguridad".

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La socialista Susana González calificó de "atípica" la propuesta del PNV y recordó la falta de reconocimiento a los 825 miembros de estos cuerpos que han sido asesinados por ETA. Para el Delegado del Gobierno en Euskado, Mikel Cabieces, la iniciativa denota "los complejos y estereotipos" que lastran a los nacionalistas, así como su "profunda falta de generosidad".

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