¿Cuánto tiempo le queda a Brown?
El primer ministro intenta sobrevivir a su semana más negra, pero el resultado de las elecciones europeas puede acabar con él esta noche
¿Cuánto tiempo seguirá Gordon Brown al frente del Gobierno británico? ¿Días? ¿Semanas? ¿Meses, quizás? ¿Hasta mayo o junio de 2010? Tras conseguir el viernes un respiro con la precaria remodelación de su Gobierno, el futuro del primer ministro británico puede quedar en entredicho de nuevo esta noche, cuando se conozcan los resultados de las elecciones europeas. O quizás mañana, dada la parsimonia y torpeza que rodea tradicionalmente los recuentos electorales en Reino Unido.
Los resultados de las elecciones del jueves en 34 consejos comarcales fueron catastróficos para el Partido Laborista: perdieron los únicos cuatro consejos que controlaban y 273 de los 449 concejales que tenían. Los tories dominan ahora 30 de esos consejos comarcales (siete más que antes) y disponen de una plataforma política de 1.476 concejales, 233 más que antes y 8,3 veces más que los laboristas. Los liberales-demócratas perdieron uno de sus dos consejos pero mantienen 473 concejales (cuatro menos que antes). En tres consejos no hay una mayoría de Gobierno.
Los laboristas se preguntan si pueden llegar a 2010 con un sucesor de Brown
El castigo a los laboristas puede subir de grado en las europeas. Pueden obtener menos del 20% de los votos y quedar en tercer lugar (detrás de los conservadores y del nacionalista antieuropeo UKIP) o ser superados incluso por los liberales.
Un resultado así amenaza con desestabilizar de nuevo a Gordon Brown. El primer ministro se mantiene en el poder gracias al apoyo de los barones del partido. Peter Mandelson, el gran Rasputín de la política británica, consiguió el jueves por la noche conjurar cualquier tentación de magnicidio y parar el golpe de la inesperada dimisión del ministro de Trabajo y Pensiones, James Purnell.
Eso significa que quienes dejaron el Gobierno pudiendo atacar a Brown, como John Hutton, Geoff Hoon o Margaret Beckett, se acabaron marchando en silencio o apoyándole públicamente. La excepción fue la secretaria de Estado para Europa, Caroline Flint, que se marchó dando un portazo y acusando a Brown de diablo machista. El día antes, cuando aún esperaba ser promocionada, se había declarado orgullosa de trabajar con este primer ministro.
Brown está ahora en manos de potenciales enemigos políticos que le pueden hacer caer cuando quieran. Desde el imprevisible Mandelson al ambicioso David Miliband, el conspirador Jack Straw o el suave Alan Johnson, favorito de la prensa para sucederle. Hasta sus fieles son ahora menos fiables, como Alistair Darling, al que no ha podido desplazar del Tesoro para dar paso a su principal compinche, Ed Balls.
Pero el peligro para el primer ministro no está sólo en un Gabinete que ya no domina, sino en un grupo parlamentario que en cualquier momento puede ser víctima de un ataque de pánico y apretar el botón nuclear. El problema es que las mentes más frías del laborismo creen que ese último recurso no haría más que acelerar la caída del laborismo. El debate ya no se centra en si hay más posibilidades de éxito con otro premier, sino en si los laboristas están en condiciones de llegar a mayo de 2010 sin convocar elecciones anticipadas si descabezan a Brown y eligen al tercer líder en lo que va de legislatura.
Sobre el papel, Reino Unido es una democracia parlamentaria y nada impide cambiar de jinete a media carrera si el sucesor tiene el apoyo parlamentario para gobernar. Pero en la práctica, Westminster tiende a comportarse como un régimen presidencialista y a creer que un primer ministro carece de legitimidad si no ha sido cabeza de cartel electoral o no ha sido al menos elegido líder del partido gobernante tras un proceso electoral interno completo. Brown fue elegido por aclamación, lo cual le ha debilitado, y a su sucesor podría acabar ocurriéndole algo muy parecido.
Mientras diarios prolaboristas como The Guardian defienden la sustitución de Brown por un nuevo líder que prolongue la legislatura hasta mayo de 2010 para reformar el sistema político y electoral, la prensa más cercana a los tories cree que el primer ministro debería convocar elecciones de inmediato. En medio, el más moderado Financial Times opina que, si Brown no es capaz de seguir, debería comprometerse a convocar elecciones en otoño y aprovechar esos meses para resolver el galimatías de los gastos de los parlamentarios.
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