Celaá garantiza lealtad al rector de la UPV y le reclama eficiencia en el gasto

Educación y la Universidad del País Vasco (UPV) abrieron ayer un nuevo periodo de colaboración en el que ambos se garantizaron lealtad mutua, olvidando etapas pasadas en las que esa cooperación resultó bastante menos fructífera. La nueva titular de Educación, Isabel Celaá, mantuvo ayer una reunión de trabajo con el rector de la UPV, Iñaki Goirizelaia y su equipo, en lo que se supone el primer contacto del departamento con las distintas instituciones y entidades que componen el mundo educativo. Celaá quiso escenificar así la importancia que concede a la universidad pública, a la que considera un elemento "vital para salir de la crisis económica".

La reunión no resultó en absoluto protocolaria, sino que estuvo dedicada a trabajar. El rector llegó con una densa agenda, en la que abundaban los planteamientos y peticiones de todo tipo, desde el futuro mapa de titulaciones para ajustarse al polémico proceso de Bolonia hasta el parque científico, pasando por la construcción de los nuevos campus en la capital vizcaína. Y ello sin olvidar la innovación y la investigación, una apuesta estratégica del Ejecutivo. Para Celaá, potenciar este área en la UPV supone una prioridad, tanto como puede ser la introducción del modelo trilingüe en la enseñanza no universitaria o el plan de Educación para la Paz.

El departamento se volcará en mejorar la investigación en la Universidad

Eso sí, la consejera quiere resolver las carencias en recursos materiales y equipamientos, pero le pidió al rector "eficiencia en el gasto" de la UPV. "El Gobierno va a estar presidido por la transparencia y la rendición de cuentas, de las que la Universidad también tiene que participar, cuidando la eficiencia en el gasto", desatcó Celaá.

Goirizelaia, investido como rector el pasado enero, ganó las elecciones en la UPV a Marisol Esteban, quien hoy es la viceconsejera de Administración y Servicios de Educación. Goirizelaia, cercano al nacionalismo, sustituyó en el puesto a Juan Ignacio Pérez, de quien fue mano derecha. El rector agradeció la inmediata apertura de una vía de trabajo con el nuevo equipo del departamento y también le garantizó lealtad institucional. "La UPV se siente arropada por el Gobierno. Habrá momentos en los que tengamos que debatir y discutir, pero ese debate será siempre respetuoso y basado en el diálogo", dijo.

Encima de la mesa aguardan complicados debates, or ejemplo, el relativo a la adaptación de todas las titulaciones al proceso de Bolonia. Se trata de sustituir a las actuales diplomaturas y licenciaturas por carreras de cuatro años, lo que se conoce como grados, de idéntico rango académico. Esos nuevos estudios deberán contar con el visto bueno de la Universidad y ser aprobados por el Gobierno vasco, a través de la Agencia de Evaluación.

Con el descenso en la cifra de alumnos que se ha registrado en los últimos años, el problema se centra en disponer del número suficiente de matrículas para poder mantener las diferentes especialidades. Para el Ministerio de Educación, cualquier carrera que no cuente con 70 universitarios en primer curso no resulta rentable. En la UPV el problema ya ha saltado en la Facultad de Letras, en Vitoria, que podría perder cuatro de sus diez carreras, todas ellas de Filología.

De momento, la Universidad del País Vasco agotará el plazo fijado por la Unión Europea para adaptar todas sus titulaciones. Por lo tanto, no empezará a impartir el modelo de grados hasta el curso 2010-2011, a pesar de que en su momento anunció que lo haría un año antes. Ha retrasado un curso la puesta en marcha del modelo para darse más tiempo. La consejera desatcó que se trata de un momento muy especial en el que "se deben aprovechar las oportunidades".