"Madrid no tiene mar, está siempre patas arriba y es un agobio de coches y gente. Bueno, ¿y qué?". La actriz Blanca Portillo quiso desterrar ayer todos los tópicos sobre Madrid, su ciudad. Lo hizo desde el balcón de la Casa de la Villa, donde no estaba el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, ante centenares de madrileños que vitorearon al final de su pregón el tradicional "¡Viva San Isidro!".
La región sumaba en 2005 unas 187.000 viviendas en estado ruinoso, sin instalaciones básicas como agua corriente o con problemas estructurales, ubicadas sobre todo en la capital y en la corona metropolitana sur. Los datos provenían del informe Diagnóstico del parque de viviendas, de dos catedráticos.
El año pasado llovió mucho. El invierno fue mucho invierno y el verano casi primavera. En resumen, que las condiciones meteorológicas de 2008 ayudaron a limpiar los cielos de la región, que estuvieron menos negros que en 2007. Pero aun así, la contaminación superó en numerosas ocasiones los máximos recomendados por la normativa comunitaria para evitar riesgos en la salud.
A algunos se les hacía la boca agua. Dentro, Esperanza Aguirre paladeaba una tarta sacher en la pastelería austriaca V, sorbía un zumo de naranja natural y se dejaba tentar por el jamón de Guijuelo. Fuera, los vecinos y algún turista descolocado se asomaban a los escaparates y preguntaban si podían entrar. "A partir de las dos, señora".
MIGUEL ÁNGEL VILLENA | Madrid
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