El níspero gana terreno en Callosa como salida a la crisis
El níspero con denominación de origen de Callosa d'En Sarriá ha incrementado la superficie de cultivo para esta campaña de recolección. Es una de las consecuencias de la crisis económica que ha afectado con contundencia al sector de la construcción y, en menor medida, al turístico. "La recuperación de parcelas que estaban abandonadas por la llamada del boom inmobiliario es un síntoma de cara al futuro", asegura Esteban Soler, ingeniero agrícola de la Cooperativa de Callosa. Soler remata su afirmación en que las dos últimas campañas han sido de las más rentables desde que en 1991 se aprobó el reglamento de la denominación de origen de esta fruta.
Otra consecuencia inmediata de la crisis es el incremento de la oferta de mano de obra local en la agricultura. Los sindicatos agrarios confirman que no será necesario recurrir a la contratación de mano de obra para la campaña, ya que entre los más de 2.200 socios y familiares de las cooperativas de Altea y Callosa y los extranjeros que han regularizado su situación en los últimos años podrán recolectar los alrededor de 16 millones de kilos de fruta que han estimado como aforo. Esta cifra se encuentra todavía lejos de los 27 millones de producción lograda a principio de los años 90 del siglo pasado, o de los 22 millones de 2002. Hace tres años "era imposible encontrar gente para trabajar en la recogida de la fruta", confirman desde la Unió de Llauradors. Incluso el año pasado todavía hubo que recurrir a la contratación en origen de 300 trabajadores de Polonia y Eslovaquia.
El frío continuado del invierno retrasó 20 días la campaña. Alejandro Galiana, presidente de la cooperativa de Callosa y futuro presidente del Consejo Regulador de la denominación de origen estima que comenzará a mediados de abril, pero "hasta la primera semana de mayo no habrá níspero de Callosa en todos los mercados". El volumen de negocio que mueve el níspero en La Marina Baixa supera los 24 millones, de los cuales casi el 80% se facturan en Callosa. Galiana estima también que la mitad de las más de 2.000 familias con explotaciones de níspero viven de la agricultura y la otra mitad se dedica a tiempo parcial. En plena campaña pueden estar trabajando 7.000 personas diariamente en las dos cooperativas.
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