Evacuados los 25 españoles atrapados en L'Aquila
"Intentamos romper un muro con un martillo para salir", dice un estudiante
Los 25 españoles, 23 estudiantes y dos turistas, sorprendidos en L'Aquila por el seísmo fueron evacuados ayer en un autobús fletado por la Embajada de España en Roma, según informó el cónsul general en Nápoles, Luis Gómez de Aranda. "No sabíamos dónde meternos, porque la casa era muy vieja. Incluso otros españoles, que viven en un segundo piso, vieron cómo se caían las escaleras, y durante varios minutos quedaron aislados". Así relató la murciana María Aránzazu Coll, por teléfono, su dramática experiencia. La joven, como los demás estudiantes españoles, se encontraba en la Universidad de L'Aquila con una beca Erasmus.
Manuel Benítez y Fernando Javier Palomo vieron cómo se derrumbaban buena parte de las casas en las que estaban durmiendo. Benítez tuvo que saltar por la ventana, en un segundo piso, para escapar del edificio, que corría peligro de derruirse. Según explicó, su casa se encontraba en el centro histórico de la capital de Los Abruzos, la zona más afectada. Al despertarse por el sismo, comprobó que la puerta blindada estaba doblada de tal manera que no era posible salir. Junto con sus compañeros de piso intentaron "romper uno de los muros de la casa con un martillo". Al no lograrlo, permanecieron en el interior casi dos horas y aguantaron "12 o 13 réplicas" hasta que otro compañero español, al que contactaron por teléfono, les proporcionó una cuerda por la que descendieron hasta la calle tras atarla a una mesa de gran peso.
Benítez aseguró que lo que más le conmocionó fue el escenario de caos que encontró cuando pisó la calle: "La iglesia entera derruida, un metro de escombros delante de la puerta y la gente por el suelo sangrando, porque los coches de bomberos y las ambulancias no podían llegar hasta el centro". Según Benítez, eran los propios habitantes de la ciudad quienes transportaban a los heridos hasta la zona exterior de las murallas para ser atendidos. También él y otros españoles trasladaron a "dos hombres", uno de los cuales tenía "una herida en la cabeza" y lesiones "en las dos piernas".
Los estudiantes españoles pertenecen a Madrid, Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Murcia y Melilla. A pesar de las dificultades de comunicación que existieron en los momentos sucesivos al terremoto, los 25 españoles se ayudaron de los móviles para localizarse y reunirse en la plaza a la que debía llegar el autobús que les trasladó a Roma. Anoche, pretendían volver a España en distintos vuelos.
Para Fernando Javier Palomo, el terremoto fue una "experiencia traumática", pese a que su vivienda apenas resultó afectada y pudo incluso volver a recoger sus cosas. Sin embargo, la fachada de la casa donde vivía Enrique Romojaro se cayó: "Cogí lo que pude y salí. Todo temblaba y todo el mundo se había echado a la calle, muchos en pijama", cuenta.
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