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El PSC se resigna ante el ascenso de Chaves y pide un giro autonómico

Los partidos catalanes piden que la crisis de Gobierno no frene la financiación

"Con [Manuel] Chaves hemos tenido algunos problemas, pero es un político de raza y conoce los problemas que tiene Cataluña". Así se expresaba ayer un dirigente del Partit dels Socialistes tras la reunión de la ejecutiva del partido, en la que los socialistas catalanes se conjuraron para ver como una oportunidad y no como un problema la reestructuración del Gobierno que ultima José Luis Rodríguez Zapatero y que implicará el desembarco en el Ejecutivo del hasta ahora presidente de la Junta de Andalucía.

Chaves ocupará un lugar clave: tendrá una vicepresidencia al mando de las relaciones con las comunidades autónomas. A nadie se le escapa que su idea de España coincide poco con el federalismo que propugna el PSC, pero los socialistas catalanes se aferraron a la idea de que al menos ahora habrá en el núcleo duro del Gobierno alguien que conoce de primera mano los problemas de las comunidades autónomas. Y eso cuenta mucho en un momento en que están encalladas negociaciones como la financiación de la Generalitat y traspasos como los aeropuertos y Cercanías.

Tras la ejecutiva del PSC, su viceprimer secretario, Miquel Iceta, vino a celebrar este hecho. "A veces, se ha echado en falta una interlocución política potente en materia de desarrollo autonómico", recordó. Iceta no quiso entrar a considerar los nombres de los nuevos ministros a la espera de que los confirme José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, el dirigente del PSC dijo que los cambios "normalmente" abren "nuevas etapas" y "nuevos impulsos".

De igual manera se expresó dentro de la reunión el líder del partido y presidente de la Generalitat, José Montilla, quien exhortó a la ejecutiva a ver los cambios como una oportunidad para desarrollar la carpeta catalana. Montilla se guardó bien de no hacer valoraciones políticas más amplias, para dejar claro que cambiar de Gobierno, en España o en Cataluña, es una prerrogativa del presidente.

El consejero de Economía, Antoni Castells, a la espera de un pacto de financiación desde hace casi un año, se mostró algo más escéptico, explicaron fuentes de la Ejecutiva. Con la salida de Pedro Solbes del ministerio de Economía, Castells deberá negociar ahora con Elena Salgado. Algunos dirigentes del PSC no ocultaron ayer que la hasta ahora ministra de Administraciones Públicas no ha destacado mucho por su voluntad descentralizadora, pero otros insistieron en que Salgado será una buena correa de transmisión de lo que mande Zapatero. Con ello podría aliviarse el problema recurrente de que las directrices de Zapatero sobre traspasos o acuerdos con las autonomías se diluyen en los segundos niveles de la Administración central.

Lo que motivó una alegría casi unánime en los partidos catalanes fue que la controvertida Magdalena Álvarez deje Fomento. Esquerra Republicana e Iniciativa-Esquerra Unida coincidieron en este aspecto; también en pedir que el cambio de Gobierno no frene la financiación. El secretario general de ERC y portavoz en el Congreso, Joan Ridao, dijo que no se trata "de una cuestión de caras". "Zapatero está en precario en las Cortes y hasta que no cierre la carpeta catalana seguirá así", recordó. ICV buscó un lado más optimista. "Chaves ha aprobado un Estatuto similar al catalán y, por lo tanto, lo conoce", dijo la portavoz, Laia Ortiz.

"Más PSOE"

Convergència i Unió cree que los cambios previstos en el Gobierno español afectan a áreas cruciales para el autogobierno catalán, como son el nuevo sistema de financiación, el traspaso de aeropuertos y la posible participación de la Generalitat en la gestión de El Prat. Artur Mas, líder de CiU, se refería a la previsible sustitución de los ministros de Economía y Fomento, lo que a su juicio sólo provocará "más retrasos" en la consecución de un acuerdo entre el Ejecutivo central y el autónomo. "Creo que asistiremos al enésimo aplazamiento del sistema de financiación", señaló ayer Mas tras la reunión de la ejecutiva de CDC.

Mas consideró negativo que Zapatero opte por "colocar" a toda la plana mayor del PSOE en el Gobierno, lo que interpretó como "un cierre de filas" de los socialistas, "incapaces de presentar soluciones para la grave crisis económica".

La presidenta del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, también lamentó la presencia de los máximos dirigentes socialistas. "En un Gobierno deben estar los mejores y los más cualificados, no escogerlos siguiendo una política de liderazgo del PSOE". Sánchez-Camacho recomendó a José Montilla que tome ejemplo y promueva cambios en su Gabinete.

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