"Creo en la idea de frontera como lugar de residencia"
Andrés Neuman se ha encaminado al pasado en El viajero del siglo, la novela con la que ayer ganó el Premio Alfaguara. El protagonista, Hans, es un nómada marcado por la insatisfacción, un buscador de algo que desconoce, el guardián de un secreto que determina su vida. Alguien que se mueve por la Alemania del primer tercio del siglo XIX, un espacio y un tiempo que guardan inquietantes similitudes con la Europa de principios del siglo XXI.
La novela nació de una vieja melodía que escuchaba en su casa en su infancia. "Es una canción de Schubert que cuenta el encuentro de un viajero con un organillero. Mis padres han sido músicos clásicos y esa canción de Schubert era muy querida en mi familia", rememora Neuman.
Lo que iba a ser un relato breve acabó convirtiéndose en una novela
La historia refleja la gestación de las bases de un primer feminismo
"Hans es un personaje nómada que sale de su casa y decide ir no sabe a dónde, viaja para averiguar a dónde quiere ir, que es la esencia del nómada", explica el escritor. A Hans le atrae la vida del organillero, con su música ambulante, y decide quedarse con él: "Quería contar la historia de cómo se encuentran estos dos personajes y de cómo llegan a quererse y a necesitarse". Al principio, Neuman tenía previsto contar una historia breve, pero fueron apareciendo personajes que requerían un espacio propio. Es el caso de la familia del posadero y de las gentes de la ciudad, Wandernburgo, a la que llega Hans en una epoca de cambio. El ímpetu revolucionario ha sucumbido tras la derrota de Napoleón. La posibilidad de construir una sociedad mejor ha sido fagocitada por un autoritarismo que ha nacido de la propia revolución. En esa situación, las fuerzas más conservadoras se aprestan a dominar las riendas del poder.
Neuman se documentó sobre la filosofía, la historia y la economía de esa Alemania de 1827 en un territorio fronterizo entre Sajonia y Prusia. Es una época de ebullición en la que florecen salones y cafés, en la que la gente discute sobre lo que quiere hacer con el futuro. "El gran proyecto político de la izquierda ha fracasado, pero ese fracaso nos ha dejado en manos del conservadurismo, del ansia de seguridad, de las alianzas militares. La OTAN de aquella época es la Santa Alianza. El mapa de Europa se estaba redefiniendo. Es un momento muy ambiguo. Hay tensión entre el Estado nación y un proyecto europeísta. Y ahora también estamos en ese momento", comenta.
La voluntad nómada de Hans encontrará su talón de Aquiles cuando se enamora de Sophie, una mujer que muestra otra característica fundamental de esa época: la gestación de las bases de un primer feminismo. La mujer ya no quiere ser adorno ni vivir supeditada a los caprichos del varón. Hay mujeres que son anfitrionas de tertulias, que escriben libros, que se sumergen en la vida social de sus ciudades. Sophie queda también trastocada al conocer a Hans, porque está destinada a un matrimonio de conveniencia con un rico terrateniente.
Neuman nació en Buenos Aires en 1977 y reside en Granada: "Creo mucho en la idea de frontera como lugar de residencia, que es lo que ocurre con los géneros literarios. Me seduce la poesía con un componente narrativo, los cuentos que indagan de manera poética en el lenguaje. No creo que la única encargada de crear lenguaje sea la poesía; la narrativa tiene una obligación parecida; la poesía puede insuflarle una emoción especial a la narrativa sin caer en ninguna retórica. La escritura es una mesa que se sostiene en varias partes. Estas partes son ensayo, poesía, narrativa y cuento".
Ese mismo mestizaje de géneros está presente en su vida. "Soy argentino porque nací en Argentina y mis padres y abuelos eran argentinos. Soy español porque estudié la secundaria aquí, porque me desvirgué aquí, porque tuve mi primer trabajo aquí y porque publiqué todos mis libros aquí. Soy un híbrido, lo que no es nada malo".
El carácter fronterizo que distinguen su vida y su pulsión literaria bulle en los personajes de su novela. El secreto de Hans se intuye pero no acaba de concretarse porque es como la médula de su vagabundeo. "Un ser humano es un misterio sin resolver. Estamos llenos de secretos cuya respuesta desconocemos. Un viajero es un enigma cuya respuesta está buscando. Un lector es eso mismo", asevera Neuman con una tácita invitación a sumergirse en su novela.
Babelia
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