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Un laboratorio de anabolizantes en la bañera de casa

La Policía detiene a 11 personas de una red que fabricaba y distribuía ilegalmente en Alicante fármacos para definir la musculatura y perder grasa

El laboratorio clandestino para fabricar anabolizantes se encontraba en el baño de la vivienda del fabricante, en Alicante, un lugar que no reunía unas "mínimas condiciones higiénicas", según los investigadores.
El laboratorio clandestino para fabricar anabolizantes se encontraba en el baño de la vivienda del fabricante, en Alicante, un lugar que no reunía unas "mínimas condiciones higiénicas", según los investigadores.Policía Nacional
Juana Viúdez

El líder de una organización dedicada a la fabricación y venta ilegal de anabolizantes en Alicante había instalado el centro de su negocio en el cuarto de baño de su casa, concretamente en su bañera. Allí, entre restos de cal, la Policía encontró útiles de laboratorio, como vasos de precipitación, con los que preparaba de forma ilegal fármacos inyectables para quemar grasa y definir la musculatura que le hicieron obtener unas ganancias que rondaban los 15.000 euros mensuales, según estimaciones policiales.

La Policía Nacional ha arrestado a 11 integrantes de esta organización que escogía con cuidado a sus compradores y limitaba sus ventas a la provincia valenciana para intentar no ser descubiertos. El éxito les hizo plantearse crear una marca propia, con un etiquetaje atractivo, con la que poder expandir el negocio, pero la intervención policial truncó el plan. Todos ya han pasado ante el juez como investigados por pertenecer a una organización criminal y por delitos contra la salud pública. Las detenciones, enmarcadas en la denominada Operación Falla, se produjeron hace aproximadamente un mes, pero no han trascendido hasta este domingo porque quedaban diligencias pendientes.

El supuesto fabricante de los anabolizantes es un hombre de unos 40 años que ya había sido detenido en otra ocasión como responsable de otro laboratorio clandestino que vendía a nivel nacional. “Es autodidacta”, explica una fuente conocedora del operativo, desarrollado por los agentes de la Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Comisaría General de Policía Judicial. Los investigadores no le habían olvidado y él tampoco pareció hacerlo, ya que, cuando volvió a formar parte de este mercado ilegal, lo hizo de una forma mucho más cautelosa. Sus colaboradores solo vendían a conocidos y las entregas se hacían en mano o mediante envíos.

Más que para incrementar el rendimiento deportivo, los clientes adquirían estos anabolizantes por motivos estéticos, para alcanzar de una forma rápida el físico deseado. En las conversaciones con los investigados, los compradores les comentaban en las fases de uso de estos productos en las que se encontraban. Al tratarse de versiones sintéticas de testosterona, pero consumidas en dosis hasta 20 veces superiores a las máximas de uso médico, se administran en lo que denominan ciclos, porque se da en tiempos concretos, de entre dos o tres meses, y después dejan un descanso. “Algunos hablaban de que se encontraban en fase de secado”, explica la fuente consultada, en referencia al momento en el que buscan perder grasa para que los músculos estén más definidos.

El uso de estos productos sin supervisión médica tiene contraindicaciones, que requieren, por ejemplo, de protectores hepáticos o fármacos para contrarrestar el acné o la disfunción eréctil, entre otros. Todo eso supone un cóctel al que, si además se les añade el riesgo de que han sido fabricados de forma clandestina, solo puede incrementar el ya elevado peligro para la salud de quienes los consumen.

Los anabolizantes que vendían, a pesar de las circunstancias en las que se fabricaban y los riesgos que comportan, tenían éxito entre sus clientes. Por eso, el distribuidor ofreció al fabricante expandirse y crear una marca propia. “Los viales con la solución inyectable solo indicaban el contenido, como Anavar [un esteroide anabólico sintético que se usa para el aumento de masa muscular y mejorar el rendimiento físico] o péptidos [también empleados para que crezca el músculo, la masa o reducir la grasa corporal]”, detallan. El siguiente paso buscaba aumentar la cuota de mercado.

Además del fabricante, entre la decena de arrestados hay distribuidores, redistribuidores o colaboradores, según las pesquisas. Los agentes intervinieron hasta tres kilos de 44 productos anabólicos que, según cálculos policiales, podían servir para fabricar tres millones de dosis. También se incautaron de más de 300.000 dosis preparadas, miles de viales y cápsulas vacías, equipos de laboratorio como centrifugadoras o encapsuladoras, y más de 4.300 euros en efectivo.

El principio activo de estas sustancias lo conseguían en países asiáticos y cuando lo recibían en España, camuflado en pequeños paquetes, declaraban que contenía harina, pasta o complementos nutricionales. El fabricante pasaba largos periodos de tiempo en su domicilio, de donde apenas salía. En el laboratorio montado en el cuarto de baño, mezclaba la materia prima con aceites, colorantes y otras sustancias. El lugar no reunía unas “mínimas condiciones higiénicas” para fabricar unos productos que los consumidores se inyectaban, inciden las fuentes citadas.

El laboratorio desmantelado en la Operación Falla acumulaba material para producir tres millones de dosis de anabolizantes y esteroides, según cálculos policiales.
El laboratorio desmantelado en la Operación Falla acumulaba material para producir tres millones de dosis de anabolizantes y esteroides, según cálculos policiales.Policía Nacional

El pasado mayo, diversos organismos especializados en medicina y deporte, como la Sociedad española de medicina en el deporte, o la Agencia estatal antidopaje (CELAD), advirtieron de las “nefastas consecuencias” del uso de esteroides anabolizantes y reclamaron esfuerzos para su erradicación. Alertaron de que su uso está muy extendido y de que parece que su consumo es “progresivo” y se va incrementando. En ese llamamiento, consideraron “preocupantes” los datos de consumo en jóvenes españoles (estudiantes de estudios secundarios), que tienen como edad de inicio en el consumo de estas sustancias los 14,5 años y su prevalencia (consumo en algún momento de su vida) es del 0,7%.

El negocio que generan es de “enormes dimensiones”, apuntaron. El coste de los ciclos de 12 semanas puede oscilar entre los 450 y los 1.500 euros, aunque dependiendo de la cantidad de productos consumidos y el lugar de la compra, puede alcanzar los 3.000 o 3.500 euros. La forma en la que se consumen, con grandes dosis y combinando muchos productos durante largos periodos de tiempo, provocan grandes efectos secundarios, incluida la muerte.

“En estos casos no hay muchas denuncias porque los compradores son los principales interesados en que no trascienda y eso es una dificultad añadida”, detallan las fuentes consultadas. Cuando la Policía recibe una denuncia es porque hay daños graves o incluso muertes.

La sección encargada de investigar estos delitos forma parte de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional y además del dopaje, aborda los casos de delitos relacionados con el consumo y el medio ambiente. En 2024 llevaron a cabo 22 operaciones policiales en las que investigaron a 200 personas. Solo los grupos especializados en consumo y dopaje concentran 122 de las 200 detenciones, según información facilitada este domingo por la Policía.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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