La UE autoriza la acogida de presos de Guantánamo
Londres reconoce que ocultó el envío de dos detenidos a Afganistán
Diversos países de la UE, España entre ellos, acogerán a presos de Guantánamo sobre los que no pesan acusaciones y que se niegan a la repatriación por temor a ser torturados, según acordaron ayer los ministros de Interior de los Veintisiete, que reconocieron a los Gobiernos la decisión final de acoger o no internos. La concesión de amparo está a la espera de recibir una solicitud formal de EE UU, recabar información sobre las circunstancias de cada individuo y adoptar las medidas de seguridad necesarias para que los países que no aceptan participar en el plan no tengan nada que temer de quienes una vez en Europa podrían moverse libremente por la UE. Los presos podrían comenzar a llegar antes del verano.
Bruselas solicita a Washington más datos acerca de los presos sin cargos
Mientras, en Londres, el ministro de Defensa, John Hutton, admitió que Reino Unido entregó a EE UU a dos presuntos terroristas capturados en Irak en 2004, y que fueron posteriormente trasladados a Afganistán, en violación de acuerdos bilaterales. El Gobierno británico había negado durante años haber trasladado presos.
Los europeos criticaron acerbamente Guantánamo, y ahora que el presidente de EE UU, Barack Obama, ha decidido cerrar el penal, se sienten en la obligación moral de ayudar. Pero no todos los Gobiernos están dispuestos a acoger a los alrededor de 60 presos sobre los que no pesan cargos y que habrían salido del penal de no haberse negado a volver a sus países. En Guantánamo quedan unos 240 reclusos, de los que unos 30 serán juzgados en EE UU. El resto serán liberados.
Nueve países de la UE han manifestado ya su disposición a recibir a los internos que temen por su integridad: Alemania, Francia, Portugal, Finlandia, Irlanda, Estonia, Letonia y Lituania, además de España. Ayer todos los socios acordaron que lo harán siempre que haya garantías de seguridad y que la acogida no cree incertidumbres a los restantes países.
El ministro checo de Interior y el vicepresidente de la Comisión para Asuntos de Justicia, Libertad y Seguridad, Jacques Barrot, viajarán a Washington a mediados de marzo para atar cabos. "Se plantean tres cuestiones principales", dijo Barrot. "Conocer su grado de culpabilidad; si son inocentes, ¿por qué están todavía en Guantánamo?, y ¿por qué no pueden volver a sus países? Necesitamos pruebas".
"Hay dificultades legales de todo tipo que conviene estudiar", precisó Alfredo Pérez Rubalcaba, responsable español de Interior: "La condición de las personas que están allí, los cargos que tienen si es que los tienen, cómo vendrían a Europa, qué derechos y qué obligaciones podrían tener respecto a estos países que los acogen".
"España responde: sí, vamos a cooperar", agregó el ministro, quien reconoció que "es posible" que haya riesgos para la seguridad. Es el peligro que no quieren correr los países que recelan de los liberados, conscientes de que algunos que ya lo han sido con anterioridad se han enrolado en Al Qaeda a la primera ocasión.
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