Sencilla, tierna, vulnerable y fuerte
Acabo de verla en la pantalla de mi televisor y aún sigo limpiándome las lágrimas... Ahí está. Radiante, hermosa, sencilla, valiente, segura: una gran mujer y una gran actriz. El Oscar de Penélope es suyo. Le pertenece a ella. Los demás no podemos hacer otra cosa que sentirnos orgullosos. Es el resultado de su esfuerzo, de su enorme capacidad de trabajo, de su tenacidad a la hora de perseguir un sueño. Sé que ama su profesión, ama lo que hace y lo hace cada día mejor. Tiene una larga carrera repleta de grandes películas, a pesar de su juventud. Y se ha convertido en una de las grandes. Siempre supe que lo era, pero esta noche, al verla con la estatuilla en la mano, tengo la impresión de que, a partir de hoy, el mundo entero lo sabrá.
La carrera de un actor crece en la medida en que crece como persona. Los personajes de Penélope se han ido llenando de cosas hermosas, de matices, de profundidad, porque su propia personalidad ha ido llenándose de todo eso. No se puede ser un gran actor sin ser una gran persona. Penélope lo es. Amiga de sus amigos, fiel en sus afectos, amante de su familia, honesta con la gente, con los pies en la tierra, perseguidora infatigable de la perfección... Está llena de buenos sentimientos, de generosidad y respeto hacia los demás. Sencilla, tierna, vulnerable y fuerte a la vez... Y así son sus personajes. Un actor no puede inventar lo que no tiene, y la humanidad que destilan sus personajes es el resultado de su propia humanidad.
Me emociona ver su belleza resplandeciente paseándose por el escenario del teatro Kodak, pero me emociona aun más ver sus ojos, lo que hay tras ellos... ese brillo sincero, esa emoción pura, esa ternura infinita de alguien de Alcobendas (¡ella misma lo dice en la meca del cine!) que ve cumplido un sueño. Una vez más, demostrando su generosidad para con las personas a las que quiere, plenamente consciente de quién es, de dónde viene y hacia dónde quiere ir. Gracias, Penélope. Porque esta noche nos has hecho sentir a todos tremendamente orgullosos. No sólo a los que nos dedicamos a esta profesión (debemos rendirnos definitivamente a tus pies) sino a todos los españoles. A toda la gente de bien. Disfrútalo, porque es tuyo, y nadie más que tú ha trabajado para ganarlo. Te quiero mucho, hermosa.
Blanca Portillo es actriz.
Babelia
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