Saviano oscila entre realidad y ficción en su nuevo libro
En principio, Lo contrario de la muerte son dos relatos, creación literaria, pero el distingo entre realidad y ficción hace ya un tiempo que ha desaparecido de la vida del autor de ese libro, el periodista italiano Roberto Saviano, concretamente desde que en octubre de 2006 publicó Gomorra (47 países, 1.300.000 ejemplares vendidos), la vez que la Camorra napolitana se ha sentido más desnuda. Por eso vive oculto desde entonces, escoltado las 24 horas y viajando apenas con una pequeña mochila, como un samurái que sabe que su lucha puede acabar en cualquier momento.
No tiene Saviano, pues, tiempo que perder y por eso es difícil imaginar que sólo sea ficción lo que sustenta Lo contrario de la muerte, que aparecerá el viernes en España (Debate; en catalán, Empúries). El lanzamiento coincidirá con la visita que la semana próxima realizará a Barcelona, en el marco del encuentro literario BCN Negra, de un homenaje del Consistorio (ambos el miércoles) y de la entrega de los premios Manuel Vázquez Montalbán de periodismo (el mismo viernes). El anuncio de su presencia se precipitó por un desliz informativo y forzó la planificación del despliegue policial de seguridad.
Tres anillos
El anillo, el primero de los dos textos, ya da el tono del opúsculo: cinco amigos se encuentran en la plaza; uno de ellos, Francesco, trabaja con la Mafia; dos jóvenes merodean cerca del grupo; Francesco los descubre; desbandada; dos cargadores vacíos de Smith & Wesson... Sí, quizá ficción, pero eso en Secondogliano (Nápoles) pasa casi cada día y, además, el narrador se desplaza en vespa, lleva tres anillos (uno en la izquierda, dos en la derecha, como los matones de siempre del barrio) y tiene por ahí un libro de Ernst Jünger... Todo igual que Saviano.
En el relato que da título al libro (del que se imprimirán 20.000 ejemplares y que se venderá a 9,90 euros), una viuda relata al narrador la muerte de su marido en Afganistán en misión humanitaria. Nada es lo que parece: Maria, "una caricatura de sus abuelas perennemente vestidas de luto", es una chica de 17 años; él, de 21, era uno más de los del sur de Italia que se apuntan al ejército porque equivale a trabajo y sueldo, a valor y respetabilidad. Sin más. Todo, bajo la capacidad del detalle y el aforismo en blanco y negro de Saviano, la grandeza expuesta a la tempestad, que diría Jünger.
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