Roberto Saviano: "Sé que la mafia me lo hará pagar"
El periodista y autor de 'Gomorra' habla de su vida tras condenarle a muerte la Mafia
Es fácil deducir dónde está el periodista Roberto Saviano (Nápoles, 1979): unos metros antes del hotel hay dos hombres de pie de complexión fuerte, rostro adusto y pinganillos en la oreja; en el hall de entrada, otros dos; parece ser que hay otra pareja por ahí (¿en un todoterreno aparcado en doble fila, quizá?) y una cuarta hablando en otra mesa: más pinganillos y más sensación de armarios humanos, generados por el chaleco antibalas que llevan debajo. El autor de Gomorra y los relatos autobiográficos Lo contrario de la muerte (tez morena, barba corta y muy cerrada, dedos con tres anillos tamborileando en el aire o en el teclado de uno de los dos móviles) no quiere usarlo. Con ropa oscura y tejanos, estatura media, tiene aire de cansado o resignado, quizá le canse el circo que, en cambio, le mantiene en vida. Aunque a medida que habla de la mafia, esa estructura que tan bien conoce y que le ha condenado a muerte, parece insuflarle más vida. Pero sólo a ráfagas.
"La posibilidad de hacer carrera en la vida sólo con tu talento, sin protección ni enchufes, es casi imposible en Italia. Es más fácil emigrar"
"La crisis es el mayor 'sponsor' de la Mafia, está haciendo que el dinero del narcotráfico se dirija a comprar bancos"
Pregunta. Dice que escribió Gomorra "con rabia y ambición". ¿De qué?
Respuesta. Con la rabia de ver historias increíbles a mi alrededor que sólo se conocían en un ámbito local y con la ambición de contarlo con un estilo que pudiera llegar a muchísima gente.
P. Insiste siempre en el éxito global de Gomorra [1.300.000 ejemplares vendidos; en España, sus dos libros han sido editados por Debate y Empúries] como la causa de la amenaza de muerte que pesa sobre usted, pero ¿no está en el hecho de que ha contado como nadie la mentalidad, la trastienda moral de la mafia?
R. De alguna manera, les he desnudado, sí. Claro, a un jefe mafioso no le gusta que se haga público que se ha meado en los pantalones o cuál es su lógica mental... Quizá al final lo que odien de mí es que, a través de un libro, haya demostrado que se puede ser un hombre luchando contra ellos...
P. ¿Un hombre?
R. En su lógica, dividen el mundo entre los hombres con coraje y los cobardes, los que se lo juegan todo por dinero y los que se esconden en una vida llamemos interior. Ellos odian esta imagen que el lector me ha dado de resistencia y coraje, valores que ellos creen que sólo son suyos.
P. Usted nació y vivió en el núcleo geográfico duro de la mafia...
R. Soy de una zona cercana a Secondigliano. ¿Sabe? El 44% de sus habitantes están condenados por la mafia porque casi todos son cercanos o están involucrados de lleno en ella. Y quien no, tiene la mala fortuna de ser pariente de uno de ellos.
P. Con todo lo sucedido, su gran fuente de información, que era el estar ahí, al pie de los hechos, se ha cortado. ¿Puede que no pueda escribir ya más de la mafia?
R. No, escribiré de forma distinta sobre ella. La sensación callejera y los contactos, claro, ya no lo tengo; ahora me he de adaptar a mi nueva situación, que pasa por dormir en cuarteles y frecuentar juzgados y moverme entre documentos y reuniones... El precio profesional que pago es muy alto, también: es una mortificación porque mi cabeza siempre está distraída en otros temas... Gomorra lo escribí en una sola casa, la mía. Desde entonces, he vivido ya en 30.
P. En Gomorra critica que un centenar de periodistas del norte de Italia desembarquen en Nápoles por uno de los crímenes y que no sepan nada de nada. ¿Que no sepan no es garantía precisamente de informar sin contaminaciones?
R. La verdad es que en el sur de Italia la información local está completamente envenenada por la mafia. Pero lo que a mi me gustaría es que en vez de lanzar a un enviado especial, los diarios del Norte (La Repubblica, Corriere della Sera...), trasladaran buena parte de las redacciones centrales de sus diarios del norte. Le garantizo que Italia sería contada de manera totalmente distinta a como se hace ahora.
P. ¿Por ejemplo?
R. Pues que lo que mantiene en vida esa zona es la posición activa y social de la Iglesia. Y yo no soy creyente, pero me dicen que el arzobispo Crescenzo Sepe es la única autoridad de verdad que queda hoy en Nápoles; el sistema social está totalmente en crisis: ni alcaldías, ni gobiernos regionales... Si la Italia del sur se mantiene en pie es por la autoridad espiritual. En cualquier caso, de mi país han emigrado ya dos millones de italianos en apenas 10 años.
P. ¿Atribuible a la mafia?
R. Las organizaciones criminales tienen su responsabilidad, pero no sólo. La posibilidad de hacer carrera en la vida sólo con tu talento, sin protección ni enchufes, es casi imposible en Italia. Pero eso es así incluso para pedir hora al médico o pagar un recibo del gas. La gente se ha de tomar el día libre. Es más fácil emigrar. Se ha de salir de Italia para nacer -a España para la fecundación in vitro-, para ser feliz y para morir -la eutanasia funciona mejor en Alemania-. La emigración es el gran silencio de Italia.
P. ¿Italia ya no tiene escapatoria, verdad?
R. No va a ser fácil salir de todo esto ni en los próximos 20 años aunque se lo propusiera ya. El problema es que se hace frente a la mafia deteniéndoles o matándolos, pero encarcelando a un boss [jefe] no se frena su rueda. El nuevo clan que aparece siempre es mejor que el anterior en todo. Hay que dar un viraje económico total al sistema; hay una buena responsabilidad en las reglas que rigen el neocapitalismo: siempre gana el precio más bajo y ahí, al final, la mafia es imbatible.
P. ¿Y la crisis económica cómo afecta a la mafia?
R. La crisis es el mayor sponsor de la Mafia, está haciendo que el dinero del narcotráfico se dirija a comprar bancos; ha bajado el control sobre el dinero del narcotráfico en los grandes trust financieros; lo denunció no hace ni 15 días un informe de la ONU. Aún no he oído a ningún gobierno europeo decir nada. Me preocupa. ¿Sabe por qué, teniendo tanto dinero, no arreglan los barrios donde reina la mafia? Porque se trata de que no mejore el nivel social sino de mantener el estado precario; las crisis refuerzan aún más los vínculos de las organizaciones mafiosas.
P. ¿Cuáles son los nuevos horizontes de expansión de la mafia?
R. Su mercado principal sigue siendo la coca, pero ahora están con el coltan, que es de los pocos mercados punteros al que la mafia italiana llega tarde, y, sobre todo, el lucrativo mercado de la eliminación de residuos informáticos: hay empresas italianas que reciclan ya ese tipo de material, procedente de Inglaterra, en Hong-Kong.
P. ¿Y dónde está el truco ahí?
R. Fácil: ya ganan la licitación a muy bajo precio pero es que encima afirman que lo eliminan legalmente cuando se limitan a enterrar los residuos en cualquier sitio o a lanzarlos al mar.
P. Norman Lewis ya constataba en su mítico Nápoles 1944 las relaciones entre el gobierno de EEUU y la mafia. ¿En qué estadio están ahora?
R. Por ahora, sólo un arrepentido ha hablado sobre eso, pero ha abierto una ventana inquietante: la mafia calabresa habría sido usada por la CIA para localizar el tesoro de Sadam en Kuwait. Si se comprueba, sería como el reconocimiento de la CIA a la mafia como verdadero poder mundial.
P. No me atrevo a preguntarle por la pareja Al Qaeda-Mafia.
R. Que sepa, sólo hay contactos con terroristas islámicos de Argelia y Marruecos, y parecen ser intercambios estratégicos, tendrían apoyo técnico en Italia: temas de documentación falsa, gestiones de órdenes de captura... A cambio, los islamistas dan droga (hachís) y cargamentos de piel.
P. Con personajes como el mafioso Cosimo di Lauro parece dibujar un nuevo modelo de mafioso, más ejecutivo agresivo.
R. Las nuevas generaciones mafiosas compran más que cultivan... Es decir, para ser capo se ha de ser un gran organizador, no un gran intelectual. Si eres demasiado bestia o demasiado listo, te hundes solo. El capo Augusto La Torre era psicoanalista y se destruyó por pasarse de sabio: era de los que ejecutaba de 10 en 10 como parcial homenaje a los castigos por cobardía de los legionarios romanos.
P. ¿Qué películas cree que han reflejado mejor el mundo de la mafia, amén del suyo?
R. Prefiero los filmes de Scorsese a los de Coppola. Me gusta especialmente Uno de los nuestros. También Donnie Brasco, de Mike Newell.
P. Mañana recibe el premio Manuel Vázquez Montalbán de periodismo por el "extraordinario valor de su denuncia" y por encarnar la "fragilidad de la libertad de información".
R. Sí, de Vázquez Montalbán conocía su serie de novela negra del detective Pepe Carvalho y de ella salté a su faceta periodística, con dos libros excelentes, la Autobiografía del general Franco y Y Diós entró en La Habana... Sí, es difícil hacer un determinado tipo de periodismo, sólo hay francotiradores y tampoco es fácil encontrar dónde publicar si no es en revistas o ya en libro...
P. "La Camorra tiene una memoria larguísima y es capaz de una paciencia infinita"; lo dice en Gomorra. ¿No hay esperanza para usted?
R. No hay duda ninguna: seguro que me lo harán pagar; el problema es que no sé cuándo y dónde; mientras mantenga la atención mediática, igual no...
Juguetea de nuevo con su móvil con correo electrónico: hay conmoción en Italia por su ausencia en la entrega de un premio en su honor en Milán. Los policías le piden que se levante y coja las cosas: las entrevistas restantes se harán en otro hotel. "¿Por qué?", pregunta. Estrategia de seguridad. Quizá demasiado tiempo ya en un mismo sitio para alguien llamado Saviano.
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