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DESDE EL PACÍFICO
Columna
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Gobierno participativo, innovación y 'web' contextual

La movilidad, la gobernanza participativa y la innovación serán características de un año difícil

BARACK OBAMA ASUMIÓ sus funciones el martes y su campaña electoral ya queda lejos. Sin embargo, su uso magistral de las tecnologías de la información y la comunicación ha despertado cierta ilusión y muchos hacktivistas (activistas versados en el uso de las TIC) esperan transformaciones en la forma de gobernar.

Entre otras, podemos escoger tres señales positivas dadas hasta la fecha: la creación del sitio Change.gov, en el cual el equipo de transición ha practicado cierto grado de transparencia sobre sus actividades y búsquedas; la puesta bajo licencia Creative Commons del contenido de dicho sitio, y el esfuerzo para lograr cierto grado de participación ciudadana en la elaboración de la política de salud, con una conferencia entre 1.000 personas organizadas por el futuro secretario de Salud, Tom Daschle, y la petición de comentarios.

Cuando las cosas van bien es difícil para la mayoría cambiar su propia vida. En tiempos de crisis podríamos estar más dispuestos a experimentar
La crisis tal vez sea buena para innovar. Los técnicos en paro pueden aprovechar el momento para volver a trabajar en ideas que no habían tenido tiempo de desarrollar

Las señales son alentadoras, pero los geeks van a tener que hacer gala de mucha capacidad política si quieren cambiar la forma en que Washington opera, y si quieren que dure.

El crecimiento de Twitter en el año 2008 (343% de septiembre a septiembre) es impresionante, pero sigue siendo bastante pequeño. El campeón de los sitios de redes sociales es, indiscutiblemente, Facebook. Termina el año con 140 millones de usuarios y su ritmo de crecimiento pasó de 300.000 nuevos a principios del trimestre a más de 600.000 ahora.

El éxito de este tipo de sitios, sin embargo, no puede tapar que el modelo económico de Web 2.0 basado sobre tráfico, contenido generado por los usuarios y publicidad, está en crisis. Algunos analistas no vacilan en anunciar la muerte de una época vivida bajo ese sello, pero la Web participativa goza de buena salud.

En estas condiciones 2009 podría ser un año muy extraño en el que la Web 2.0 ya no estará tanto de moda mientras que la Web 3.0 no acabará de llegar. El problema es que podría no llegar nunca o, mejor dicho, que la próxima etapa podría ser tan diferente que merecería otro tipo de nombre.

Para seguir esta evolución podemos fijarnos en dos elementos clave del desarrollo futuro. El primero es la emergencia de la Web contextual, antesala, en cierta manera, de la Web semántica, cuyo avance sigue siendo relativamente lento. Según Alex Iskold, de Read/Write Web, la Web contextual puede sustituir la búsqueda, fuente del poder de Google y actividad esencial en la Red hoy. Nacerá cuando el navegador entienda a la vez los datos desplegados en una página y el comportamiento del internauta. Cuando llegue el momento en que, en vez de que todo el tiempo tengamos que googlear para informarnos, el navegador nos proponga lo que necesitamos gracias a su comprensión de los datos que chequeamos y de nuestra motivación. Esta comprensión saca su poder de la Web semántica, donde el navegador entiende qué tipo de datos está desplegando. La movilidad seguirá creciendo; pero, a diferencia de lo que hemos visto en años pasados (con el iPhone y los nuevos modelos de Nokia y de Blackberry), lo más significativo no se dará en materia de hardware, sino en el campo de las aplicaciones y de los servicios ofrecidos.

La crisis puede ser buena para la innovación. Mucha gente en Silicon Valley está convencida, por ejemplo, de que los ingenieros despedidos aprovechan el momento de tranquilidad forzada para volver a trabajar en proyectos o ideas que no habían tenido tiempo de desarrollar, lo que contribuye a la emergencia de nuevas empresas uno o dos años después de los momentos más difíciles.

Julia Levitt explica en el blog WorldChanging.org: "Cuando las cosas van bien es difícil para la mayoría cambiar su propia vida. Cuando los tiempos son difíciles, sin embargo, podríamos estar más dispuestos a experimentar esa idea de start-up con la cual siempre hemos soñado". Resulta todavía más acertado en el caso de las innovaciones sociales, cuya necesidad "nunca es más aguda que cuando las cosas no van bien en la economía global".

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