La triple fórmula de Obama
Estados Unidos afronta un reto económico sin precedentes. Y para curarlo de la severa recesión que padece, el presidente electo Barack Obama propone como medicina actuar por tres frentes: un plan de reactivación que combina inversiones e incentivos fiscales, otro para frenar el desplome del sector inmobiliario y la modernización del sistema de supervisión financiera.
Obama camina estos días sobre una fina línea que separa el sentimiento de urgencia de la esperanza, para conseguir que su iniciativa prospere. El futuro a corto plazo es sombrío, y puede incluso empeorar si no se hace nada por romper pronto con el círculo vicioso de pérdida masiva de empleos, caída del consumo, congelación del crédito y desconfianza.
El primer pilar de la acción del demócrata se apoya en un plan valorado en 775.000 millones de dólares. De esta cantidad, 275.000 millones irán a inversiones en infraestructuras, energías limpias, educación y salud. Una partida de 200.000 millones irá a los Estados con problemas financieros. Y el resto se movilizará en concepto de incentivos fiscales a individuos y empresas.
Obama quiere crear o preservar hasta tres millones de empleos en los próximos dos años, y poner a la vez efectivo en las manos de los consumidores, para resucitar el gasto, y de las empresas, para que inviertan en sus negocios. El presidente electo confía en impulsar la economía para retomar la senda del crecimiento en la segunda mitad del año.
En paralelo, su equipo económico está diseñando un plan para rescatar al sector inmobiliario, el epicentro de la crisis actual. El objetivo es contener la ola de desahucios y la caída del valor de la vivienda. Los recursos se tomarían del fondo de estabilidad financiera, donde queda un remanente de 350.000 millones, la mitad de lo presupuestado.
El tercer pilar es reforzar el sistema de supervisión del mercado financiero, para evitar abusos como el de las hipotecas basura o fraudes como el protagonizado por el inversor Bernard Madoff. Esto pasa por una modernización de la legislación y una consolidación de las agencias reguladoras, para así recuperar la confianza de los inversores hacia los mercados.
Barack Obama promete dar un nuevo rumbo a la política económica en EE UU cuando llegue a la Casa Blanca. Sin embargo, la gravedad de la crisis le obliga a replantearse algunas promesas electorales, como la acuciante reforma del sistema de salud o revocar el recorte de impuestos decidido por G. Bush para las rentas más altas, que dejará que expire. -
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