A vueltas con la madre Maravillas

Dice el vicepresidente tercero del Congreso de los Diputados (EL PAÍS, 20 de diciembre, página 30) que "no deja de ser llamativo que sea un monje católico (...) quien se permita calificar así una decisión claramente respetuosa del hecho religioso...", refiriéndose al "esperpéntico proyecto (decía el citado historiador y clérigo) de colocar en el edificio de las Cortes una placa en memoria de la madre Maravillas...".

Esto es lo que muchos de la derecha, como el señor vicepresidente tercero del Congreso no ha entendido todavía, que se puede ser católico y estar en desacuerdo con una iniciativa inapropiada, sobre todo si quien muestra el desacuerdo es un gran historiador, a quien el país debe tanto, como Raguer, monje de Montserrat y reconocido por todos como un especialista en la historia de la Iglesia durante la República, la Guerra Civil del 36 y el franquismo.

Sí, señor vicepresidente tercero, se puede ser monje, pero como historiador se ha de estar con la verdad, y las investigaciones le han llevado a Raguer a considerar la propuesta de la placa en el Congreso de los Diputados en recuerdo de la madre Maravillas una simpleza, y como tal inapropiada. Ya ve, hasta los que usted considera clientes suyos se muestran en desacuerdo con ciertas medidas.