Salvar Spanair
La iniciativa catalana de capital mixto debe cuidar la calidad y la estrategia de la aerolínea
El preacuerdo anunciado por la SAS con Turisme de Barcelona y Catalana d'Iniciatives para la venta de la estrellada Spanair a un grupo de inversores catalanes reincide en el debate sobre el papel del capital público en la economía. Turisme es un consorcio participado por el Ayuntamiento y la Cámara barceloneses. Y Catalana, un fondo de capital riesgo del que la Generalitat y el Consistorio barcelonés tienen el 27% y en el que también participan grupos privados tan potentes como Criteria, Telefónica, Repsol, BBVA, Banco Sabadell, Caixa Catalunya o la CAM.
La iniciativa pública es relevante, sobre todo cuando la crisis asfixia a muchas administraciones y cabe exigir más que nunca el buen uso de los recursos presupuestarios. Pero el interés que despierta la aerolínea también entre los privados es evidente: SAS no se plantea otra salida para su filial que cerrarla o venderla. Spanair es la segunda aerolínea en el aeropuerto de El Prat, con un tráfico de cuatro millones de pasajeros al año, con lo que ello representa para la economía catalana. ¿Puede distorsionar la libre competencia? Habrá que analizarlo. Sin olvidar que varias aerolíneas europeas ostentan participaciones públicas, como Air France y la misma Iberia, donde el Estado, a través de la SEPI, tiene un 5%, y Caja Madrid exhibe casi el 23%. La Comunidad de Madrid forzó hace un año a la caja a comprar un paquete dominante en Iberia para asegurar que esa empresa y Barajas siguieran alimentando la economía madrileña. Apenas hubo polémica. ¿Por qué sí ahora?
La operación no supone un desembolso inasumible para las dos administraciones. Se estima una ampliación de capital de 100 millones de euros, de los que SAS, que asume la deuda, aporta 25, y Turisme de Barcelona y Catalana d'Iniciatives, 20, así como el compromiso de levantar los 55 millones restantes entre privados.
Las sombras de la operación son la incógnita sobre la calidad exacta de las tripas de Spanair, en pérdidas y regulación de empleo; y su estrategia, pues los vuelos de corto recorrido, los únicos que lleva a cabo la compañía, apenas son rentables. Lo son, en cambio, los de largo, como los que aspira a potenciar Cataluña desde la nueva terminal T-1, siempre que obtenga el espaldarazo de la alianza Star Alliance, de la que forma parte Spanair y capitaneada por Lufthansa. El papel de la aerolínea alemana será determinante.
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