_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fraga y Meirás

Manuel Rivas

Hay una historia que sería de cine. La de cómo Ferro Couselo salvó una Virgen del Museo Arqueológico de Ourense, una imagen de la que se había encaprichado la esposa de Franco. Aquellos caprichos eran órdenes. Así que Ferro urdió un milagro. El de una nueva Asunción de la Virgen, sólo que en este caso se utilizó para el misterio un camión entoldado que estuvo dando vueltas con la Madre de Dios por rutas secundarias. Otro milagro, esta vez más propicio para doña Carmen y su célebre Creonte, fue la llamada "donación" del pazo de Meirás. En un reciente libro, la hija de Franco habla de la compra por su papá de este lugar señorial, que había sido el inquieto paraíso de la condesa de Pardo Bazán, con su Torre de la Quimera. Franco tomó posesión de la finca, de 66.792 metros cuadrados, en un momento crucial de la guerra, en abril de 1937, y después de ser declarado "espada de Dios" en la catedral de Santiago en un seudo-Año Santo, pues la curia había decidido mover el sagrado calendario en función de la Cruzada. Las memorias de la hija están adecentadas por dos historiadores. En realidad, fue un expolio amañado como compra. Algunos "notables" coruñeses y las instituciones tramitaron este trofeo de conquista, pagado por descuentos a funcionarios y "voluntarias" aportaciones ciudadanas. El pazo iba destinado a un jefe de Estado y no a un clan familiar. Lo justo es que volviese al Estado. Como también las piezas "transmigradas" del Pórtico de la Gloria. Crear así un espacio de naturaleza y cultura. Tengo una fe ciega en la justicia, así que la única esperanza es que lo libere un día Paris Hilton para montar un spa. Me he acordado de Meirás por la versión fantástica de la hija, pero también pensando en un lugar entrañable y romántico donde Fraga pueda colocar su patíbulo virtual para colgar nacionalistas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_