Las cañas del hincha se van
Rafael Sánchez se escapaba los domingos de su bar para ver parte de los partidos. Es socio "de toda la vida". Casi tanto, 20 años, como los que hace que regenta el bar El Parador, a 20 metros del Calderón. Un negocio redondo que sólo los días de partido le aporta el 60% de la facturación. Pero se acabó. "Nosotros también tendremos que colgar las botas. De ésta nos vamos al paro", dice. Rafael tiene tres empleados. Pero contrata a 10 extras los días de partido. "Éstos ya no podrán venir más. Al menos, así podré descansar los domingos". Algo que también harán a partir de 2012 los vecinos, que sufren los fines de semana las aglomeraciones que atraen los partidos.
Cuatro bares más y un taller de coches, que no tiene inconveniente en mudarse "si le dan una indemnización", sufrirán las consecuencias directas del traslado. Los propietarios se quejan de que nadie les ha avisado. Todos, menos Marcos, el dueño de El Chiscón. "Servimos desayunos y comidas. No lo notaremos tanto. Además, ya he empezado a mirar locales en San Blas para cuando el Atlético se mude".
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