Merkel pide cautela ante la recesión
La canciller alemana rechaza "competir" para ver quién da más ayudas públicas
La canciller Angela Merkel aseguró ayer que Alemania no participará en la "absurda competición sobre quién pone más millones" para estimular la economía, y aseguró que su Gobierno no abrirá el grifo del gasto para hacer frente a la recesión que amenaza al país. Merkel aprovechó la celebración, en Stuttgart, del congreso federal de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) para desmarcarse de las presiones que sobre su gestión de la crisis ejercen tanto el ala empresarial de su partido como la oposición liberal y la Unión Europea, encabezada por Francia. La consigna es mantener la calma.
En un discurso comedido y técnico, la canciller se mostró dispuesta a "nadar a contracorriente" de las peticiones de la patronal y de las políticas aplicadas por otros Gobiernos europeos, como el británico. Así, aseguró que no habrá recortes fiscales antes de las elecciones federales el próximo septiembre, pero no descartó una ampliación del programa de estímulos económicos, que se decidirá probablemente el 5 de enero, en la reunión que mantendrán los líderes de la coalición que lidera con los socialdemócratas (SPD). El Ejecutivo, dijo Merkel, "analizará la situación permanentemente" y decidirá los pasos que irá dando, manteniendo abiertas todas las opciones.
La presidenta de la CDU resultó reelegida en su cargo por casi el 95% de los votos, una demostración de unidad a un mes de que comience el año electoral de 2009. Respecto a los próximos comicios, Merkel señaló como su candidato preferido para una futura coalición de Gobierno al Partido Liberal Democrático (FDP), ahora uno de los críticos más duros de la canciller por la moderación de su política de crisis. Cuando terminó, los presentes le brindaron una ovación de cinco minutos que pareció más disciplinada que entusiasta. El tono técnico e institucional que la canciller quiso dar a su discurso no dio para muchas exaltaciones.
Las emociones de la tarde las puso el antiguo jefe del grupo parlamentario democristiano, Friedrich Merz, que se enfrentó directamente con la política económica de la coalición. Dio Merz, uno de los rivales de Merkel que cayeron con la ascensión de la canciller, voz al ala más liberal de los democristianos, que critican el curso socialdemócrata que Merkel ha dado a la política de su coalición. Merz, que ha llamado a Merkel "la última mohicana" por su política fiscal, pidió que "no deje la competencia en materia económica en manos de los socialdemócratas". El largo aplauso que obtuvo el parlamentario sonó a toque de atención.
Merkel se encuentra en uno de los momentos más delicados de su brillante carrera. Hace unos meses, la canciller alcanzaba cotas de popularidad extraordinarias entre los alemanes y disfrutaba de una excelente reputación como moderadora fuera del país. La crisis ha sembrado dudas entre los electores, que están cristalizando en los medios alemanes. Si bien demostró que es una buena gestora de la bonanza, está por ver si es capaz de dirigir un país en crisis.
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