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Aznar dice que la ecología es el nuevo comunismo y duda del calentamiento

Un asesor científico de Rajoy critica al ex presidente por ignorar la evidencia

José María Aznar, el presidente del Gobierno que firmó el Protocolo de Kioto en 1998 para luchar contra el cambio climático, se quitó ayer la careta y cargó contra "los abanderados del apocalipsis climático", a los que acusó de querer restringir la libertad bajo una apariencia noble, como hicieron los comunistas. Lo hizo al apadrinar la publicación del libro Planeta azul (no verde) del presidente checo, Václac Klaus, que niega la gravedad del calentamiento y que ha editado FAES. ¿Por qué firmó el protocolo de Kioto si no cree en el cambio climático?, le preguntó un periodista a la entrada. Aznar sonrió y siguió su camino. No aceptó ninguna pregunta de la prensa. En la sala había un público entregado que incluía ex altos cargos del PP, como Manuel Pizarro, Eduardo Zaplana o Miguel Arias Cañete. También aplaudían en primera fila la ex ministra de Medio Ambiente del PP Elvira Rodríguez (que durante su mandato defendía lo grave que era el problema) o la esposa de Aznar, Ana Botella, concejal de Medio Ambiente de Madrid, que tiene un plan contra las emisiones y cuyo alcalde agasajó a Al Gore hace un año.

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Aznar no defraudó -ya casi nunca lo hace- y eligió uno de los primeros párrafos. "Como quiero que lo compren, les leeré alguno de los párrafos: 'En los últimos 150 años, como mínimo desde Marx, los socialistas han ido destruyendo la libertad humana con eficacia, con lemas de aparente interés humano y humanístico: por el ser humano, por su igualdad social con los demás, por su bien. Los ecologistas lo hacen mediante lemas de un interés no menos noble: por la naturaleza y por una especie de bien sobrehumano. Recordemos su lema radica: Earth first [La Tierra primero]. En ambos casos, las consignas eran (y son) una simple tapadera. En realidad se trataba (y se trata) del poder de la supremacía de los elegidos (como ellos se consideran), sobre el resto de nosotros, de la implantación de una única ideología correcta (la suya propia)".

Aznar apuntó sin decirlo claramente que quienes defienden que el cambio climático supone una grave amenaza buscan ahogar la democracia. Tras criticar a los "abanderados del apocalipsis climático" pidió "plantar cara a todos los enemigos de la libertad". "No sé si hay un cambio climático en el que es -o no- determinante la acción del hombre" y que en cualquier caso es "un problema que quizá, o quizá no, tendrán nuestros tataranietos".

Aznar actuó como si no hubiera presidido el Gobierno que negoció en la UE el tope de emisiones para España que enseguida se vio insuficiente. Tampoco parecía el mismo que cerró una nuclear por razones políticas, no técnicas, ya que ayer apoyó esta energía.

No le importó a Aznar que el IPCC, más de 3.000 científicos reunidos por la ONU, concluyera hace un año que el calentamiento "es inequívoco" y que con más de un 90% de probabilidades está causado por las emisiones de origen humano. Ese informe se aprobó en Valencia y no sólo contó con el apoyo de todos los Gobiernos sino aplaudido por populares como Francisco Camps.

El acto incomodó a los responsables actuales del PP -ningún fiel de Rajoy estaba con el ex presidente y un cargo popular ironizó tras el acto: "Para mí que el CO2 no es bueno para la atmósfera"-. Estos critican al Gobierno por no hacer lo suficiente contra el cambio climático, no por exagerarlo.

En su nombre habló Luis Balairón, director de Análisis de Cambio Climático de la Agencia Estatal de Meteorología, y asesor de Rajoy: "La comunidad científica ha hecho un esfuerzo muy grande. Al Gore y los ecologistas han dañado ese mensaje porque han ocultado parte. Pero ahora se van al otro extremo y para diferenciarse dejan el camino libre al PSOE. Es como negar el paro para tener un discurso propio. Si quieren saber de clima acudan al IPCC, como cuando uno está enfermo va al médico, no al curandero. Y la ciencia nos dice que con 600 partes por millón de CO2 en la atmósfera [la concentración que de seguir así alcanzará en 2050] la temperatura de la Tierra no será la misma. Es como viajar a 300 kilómetros por hora en un coche: te vas a estrellar aunque no podamos decir dónde". Aznar, que se definió como un ecologista "sensato y moderado", no respondió.

El presidente checo, Václac Klaus, y Aznar, en Madrid.
El presidente checo, Václac Klaus, y Aznar, en Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ
El ex presidente del Gobierno José María Aznar y el jefe del Estado checo, Vaclav Klaus, niegan que la lucha contra el cambio climático, fenómeno "científicamente cuestionable", sea uno de los principales retos de la comunidad internacional, por lo que se oponen a destinar "cientos de miles de millones de euros" a este objetivo, más aún en tiempos de crisis.Vídeo: AGENCIA ATLAS

El negacionista liderará la UE en el momento clave

Aznar presentó a Václac Klaus como una persona que "sufrió en sus propias carnes" la "mayor dictadura megalómana que ha conocido y sufrido la humanidad: el comunismo". Pese a esa presentación, Klaus ocupó puestos de responsabilidad en el Banco Estatal de Checoslovaquia entre 1971 y 1986, según el Centro de Información y Documentación Internacionales. Entonces pasó a un centro de estudios y en 1989, al comenzar la protesta contra el régimen comunista, se unió al Foro Cívico que lideraba la crítica. Este economista ostentará a partir de enero la presidencia de la UE. Si para entonces la presidencia francesa no ha conseguido un acuerdo europeo contra el cambio climático él deberá liderar el pacto. De ahí la prisa de algunos países.

Discurso de Aznar

- "Por haber sufrido en carne propia las consecuencias del socialismo real, Václac Klaus tiene especial sensibilidad para detectar aquellas utopías que, bajo la más bondadosa de las apariencias, lo que pretenden es acabar con la libertad.

Y también para detectar la arrogancia de todos los ingenieros sociales que no respetan a la persona y, por eso, ven cualquier discrepancia de su doctrina como un delito que debe ser perseguido, acorralado y castigado".

- "Los guardianes de las verdades oficiales, los defensores del pensamiento único, los entusiastas de los consensos científicos y los inquisidores que les protegen rechazan cualquier discrepancia, sin las que resulta imposible el progreso científico propulsado por el debate en libertad".

- "El problema aquí es que poco o nada tienen que ver con la ciencia los abanderados del apocalipsis climático. Lo suyo es otra cosa. Se parece más bien a la nueva religión que condena a la hoguera en la plaza pública a aquellos que osen poner en duda sus tesis, sus pronósticos o sus admoniciones".

- "Me gustaría que alguna vez se me entendiera bien. No soy lo que algunos llaman negacionista del cambio climático. No sé si hay un cambio climático en el que es -o no- determinante la acción del hombre. No lo sé porque no soy un científico experto en estos temas. Lo que sí soy es un ciudadano que hoy digo alto y claro que tengo, como cualquier otro ciudadano, el derecho a opinar que debe existir libertad para debatir sobre asuntos como éste".

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