La búsqueda de la vacuna contra el sida vuelve a la ciencia básica
"Debemos volver a los laboratorios", "la vacunología clásica no funciona para el VIH", "descubrir más que desarrollar", "no sabemos todavía cómo debe funcionar el sistema inmunológico". Los fracasos sonados el pasado año de dos ensayos clínicos en su fase de prueba con miles de voluntarios (la última antes de la comercialización) han supuesto un cambio de planteamiento entre la comunidad científica que persigue la consecución de una vacuna contra el sida.
La situación es tan desesperada que, tal y como se reconoció en la Conferencia de la Vacuna del Sida 2008 que ha finalizado en Ciudad del Cabo (Suráfrica), una vacuna aún con escasa eficacia (como mínimo, del 35%) ya supondría un gran avance, después de 27 años de infructuosa persecución de la neutralización de un virus que ha matado a 23 millones de personas e infectado a otros 33 millones.
"Sí, algunos investigadores están desilusionados", dice Seth Berkley, presidente de Iniciativa Internacional para una Vacuna del Sida (IAVI, en inglés), refiriéndose a los fracasos de los ensayos STEP y Phambili, que tuvieron que ser suspendidos en septiembre. "Pero estamos aprendiendo mucho de estos dos ensayos y tenemos pruebas de que una vacuna es posible", añade.
3.800 voluntarios
STEP, desarrollada por Merck, con 3.000 voluntarios en Australia, Brasil, Canadá, República Dominicana, Haití, Jamaica, Perú, Puerto Rico y Estados Unidos; y Phambili, con 800 voluntarios en Suráfrica, se interrumpieron después de que una evaluación independiente descubriera que no sólo no protegían, sino que entre los vacunados se había registrado un mayor número de infecciones que entre aquellos que recibieron un placebo. La vacuna estaba compuesta de una versión debilitada del virus del resfriado común con genes sintéticos del VIH para enseñar al sistema inmunológico a reconocer al virus y acabar con él.
En este clima de pesimismo, una de las estrellas de la conferencia fue la nueva ministra de Sanidad surafricana, Barbara Hogan, quien despertó aplausos fervientes con una sola frase, "el VIH produce sida", marcando así su desmarque de la anterior ministra, la denostada Manto Tshabalala-Msimang, conocida por defender, contra toda evidencia, que el consumo de limones, ajo y patatas detenían el sida.
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