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Entrevista:JULIÁN GARCÍA | Líder de la Plataforma de Distribución de Mexillón Galego

"Tenemos el mejor mejillón y no sabemos venderlo"

María Fernández

Julián García (1959, Illa de Arousa) recibe unas diez llamadas durante la hora que dura la entrevista. Bateeiro, ex concejal de Urbanismo, es la cabeza visible de Plataforma de Distribución de Mexillón Galego (Pladimega) que aglutina al 90% de un sector compuesto por 3.361 bateas que facturan 150 millones al año.

Pregunta. ¿Cómo sigue el pulso entre ustedes [productores de mejillón] y los conserveros?

Respuesta. En estos momentos estamos distribuyendo perfectamente el mejillón en fresco. El producto para transformadores va mal.

P. ¿Cómo de mal?

R. Calculo que extraemos entre un 3% y un 4% de lo que sería normal. Hay un boicot de Anfaco [Asociación Nacional de Conservas], que nos acusa de prácticas monopolíticas. Pero piense que hay 20 países que venden en España. Aunque quisiésemos hacer un monopolio sería imposible.

"El sector es muy importante, cuando se constipa, las rías tienen gripe"
"Cuando entramos en crisis, el sector conservero se pone nervioso"
"El mejillón que tiene una lata cuesta entre 12 y 15 céntimos"

P. ¿Y qué quieren hacer?

R. Lo que queremos hacer es unificar la producción y ver en el mercado dónde están los problemas. Por ejemplo, dentro del mejillón importado, el que nos está haciendo más daño es el que está en el segmento medio.

P. Bastaría con no producir mejillón de tamaño medio.

R. Pero eso no se hizo. No teníamos ningún estudio de mercado hecho. No sabíamos cuánto se introducía en España ni su calidad. Eramos más de 40 asociaciones desperdigadas intentando sobrevivir. Cuando te subdivides tanto no tienes capacidad económica para afrontar estudios serios. No trabajas con profesionales externos. Nosotros tenemos el mejor mejillón del mundo pero no somos capaces de venderlo bien.

P. ¿Se miraron mucho el ombligo los últimos años?

R. Este sector es muy importante para Galicia. Cuando se constipa, todas las rías tienen gripe. Compramos barcos, grúas, cuerdas, bateas, flotadores... Todo eso es una especie de bola que mueve mucho dinero. Y se nota en la economía de nuestras zonas. En este negocio, como en cualquiera, tienes que pensar que estás en una carrera. Si no corres más que el resto de competidores, te pillan. Esto es lo que nos pasó a nosotros. Y ahora tenemos que espabilar.

P. ¿Y no cree que se la vía que han elegido les ha llevado a un enfrentamiento demasiado duro con las empresas conserveras, sus clientes?

R. Crisis como la actual suceden cada diez años. Y cuando esto ocurre, el sector conservero se pone nervioso. Piensan que vamos a ir a por ellos y no es cierto. Nosotros queremos que ellos ganen dinero, pero no a costa de ahogarnos. Porque si nosotros dejamos de producir, ellos se quedan sin producto. Saben que esto es justo lo contrario de lo que plantean. Llevamos desde 1998 manteniendo el precio mientras que ellos han subido las latas un 48%.

P. ¿Por qué ustedes no fueron repercutiendo en el mejillón el aumento de sus costes?

R. Porque no había unión. Fue un acuerdo entre todos. Establecimos una tabla con 240 precios según el tipo de mejillón hace diez años y los mantuvimos una década. Nos subían los costes de explotación pero no los repercutíamos. Cada bateeiro negociaba por su cuenta. Pero llega un momento en que empieza a ser agobiante.

P. ¿Qué es Pladimega?

R. Estamos intentando crear una verdadera organización de productores. Gracias a nuestra unión los fabricantes no tendrán el margen de maniobra que tenían hasta ahora. Cuando empezamos este lío [el 1 de agosto] los de Anfaco y los cocederos decían que se perdían puestos de trabajo porque no les veníamos. Ahora que les servimos el marisco siguen diciendo lo mismo. ¿Quién lo entiende?

P. ¿No fue excesivamente dura la actitud de los bateeiros en las protestas?

R. Hay que ponerse en la piel de las familias que llevan 60 años viviendo de esto y veían que iban a morir del negocio en vez de vivir de él.

P. ¿Qué futuro ve al mejillón?

R. Entre agosto y noviembre está más gordo. Las bateas dan más dinero y más kilos de producto. Queremos estudiar cómo podemos hacer para sacar todo el mejillón en ese momento y venderlo sin saturar el mercado, sin que bajen los precios.

P. ¿Cómo afrontarán a competencia de otros países?

R. Muchos productores gallegos son los que ahora están en Chile, que se deslocalizaron. Pero mantuvieron su canal de comercialización y ocuparon una parte de un mercado, que era nuestro, con marcas blancas y un producto más barato. Por eso necesitamos saber qué hacen los demás, nuestra competencia. Hasta ahora, a los mejilloneros gallegos nos parecía que agosto iba a durar para siempre, y no fue así. Y a eso se une otro tema: ¿Qué cambios comerciales ha vivido la conserva? Si lo sabe dígamelo, porque yo la veo igual que en la guerra civil, pero con abrefácil. Nuestros clientes, los conserveros, no se han esforzado por poner nuevos productos en el mercado, y eso no nos ha beneficiado nada. No son tan listos como creen.

P. ¿Cuánto cuesta el mejillón gallego de una lata?

R. En un segmento medio, entre 12 y 15 céntimos. El 10% de lo que vale la lata.

P. ¿Qué va a pasar ahora?

R. Creo que terminarán por comprar nuestro mejillón. No creo que tengan más opción.

P. Y ustedes, ¿van a hacer los deberes?

R. La gente tiene las ideas muy claras. Queremos ser profesionales, no ir de listos. Tener profesionales, invertir, publicitarnos, posicionarnos. No es normal que tengamos que averiguar por la FAO lo que producimos. Nos costará varios años dar el salto, pero lo conseguiremos. Es nuestra única salida.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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