La crisis eleva la prima de riesgo de España al máximo de la era euro
Los inversores penalizan el rápido deterioro de los indicadores económicos
El huracán de datos económicos adversos ha dado un vuelco a la percepción que tienen los mercados sobre el riesgo de apostar por España. Si hace sólo cuatro años los inversores le otorgaban una solvencia incluso superior a la de Alemania, referencia europea, la crisis ha invertido las tornas hasta situar la prima de riesgo de España en el máximo frente a Alemania desde que existe el euro, en 1999. Con esa penalización a los bonos del Estado, los inversores muestran sus recelos sobre la salud de la economía española a medio plazo.
El interés que se exige ahora por comprar esos bonos se acerca al 4,5%, casi medio punto más que el del bono alemán. Al percibir que la deuda alemana es más segura que la española, los inversores demandan mayores contrapartidas por depositar su dinero en España. "El crecimiento ha bajado más rápidamente en España que en otros países y lo que miran los inversores es la tendencia, no el dato absoluto", argumenta Eduardo Martínez Abascal, profesor de la escuela de negocios IESE. La diferencia entre los dos bonos se situó en máximos durante la sesión de ayer (0,45 puntos), aunque al cierre se estrechó hasta niveles similares a los que ya tocó en marzo pasado (0,43).
La diferencia entre el bono español y el alemán alcanza 0,43 puntos
Grecia, Italia y Portugal presentan unas cifras peores que la española
La desconfianza respecto a la solidez económica no es exclusiva de España. Grecia, Italia y Portugal presentan una prima de riesgo superior a la española. "Es casi geopolítica. Los países que dependen mucho del turismo y de la construcción, es decir, de los factores protagonistas de la crisis, son castigados", señala Iván Comerma, del área de tesorería de Caixa Catalunya. Pero el rápido deterioro de España y la virulencia de la burbuja inmobiliaria han determinado que sea, después de Grecia e Italia, el país con peor evolución en lo que va de año.
La equivalencia entre el bono español y el alemán entre los años 2003 y 2005 -en algún momento llegó a superarlo- fue exhibida por el último Gobierno del Partido Popular como símbolo de robustez económica. Ahora, la brecha sufre el mayor deterioro en casi 10 años. Con este trasfondo, no es gratuito que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, haya convocado a los embajadores españoles para que transmitan un mensaje de confianza en los países donde trabajan. Recuperar el crédito resulta crucial para que el país despegue.
"La situación económica no justifica en absoluto esas diferencias con Alemania", responden en el Ministerio de Economía. Una portavoz de este departamento explica que, en momentos de apuro económico, el bono alemán siempre despunta respecto a los demás porque se considera un valor refugio. Además, Alemania emite más deuda que España porque las dimensiones de su economía son mayores y, por tanto, su capacidad para satisfacer la demanda y para tener un mercado líquido es mayor.
El ministerio acaba de cerrar una emisión de bonos a 15 años por valor de 3.000 millones de euros y asegura que las órdenes de compra recibidas superan los 4.000 millones. Esa operación, con un interés menor del que exigían los mercados hace dos meses, hace albergar esperanzas a Economía de que la confianza de los mercados se restablecerá.
La duda estriba en por qué, si el crecimiento económico aún registra mejores cotas que en Alemania, los inversores penalizan a España. Más allá de que el componente psicológico de los mercados genera a veces reacciones excesivas, Francesc Xavier Mena, profesor de Economía de la escuela de negocios Esade, lo atribuye al sector exterior. El abultado déficit entre lo que España demanda a otros países y lo que destina a ellos disuade a los compradores de bonos, pues saben que España tendrá dificultades para financiar ese agujero. "Alemania sigue siendo el primer exportador mundial. En contraste, nuestro déficit exterior supera ya el 10% del producto interior bruto", subraya.
Mena considera que los mercados tampoco confían en la capacidad de España para reorientar su modelo de crecimiento hacia otro más productivo.
El experto de Caixa Catalunya añade otro elemento que perjudica a la valoración internacional de España. Se trata de un componente especulativo que empuja a los inversores a apostar contra España simplemente para ganar dinero. Si sus expectativas se cumplen (que los indicadores económicos sigan en caída libre, como está ocurriendo), los especuladores ganan. Comerma cree que este componente tenderá a desaparecer y "si el desempleo no se dispara y la producción no cae", el bono español mejorará sus posiciones.
No todos los expertos son tan optimistas. En cualquier caso, la existencia del euro amortigua las diferencias entre los bonos. Al compartir moneda, no existe riesgo de devaluación en unos países respecto a sus socios comunitarios, como ocurría antes de implantarse el euro.
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