Financiación autonómica

La situación económica actual es complicada y el Gobierno tiene razones, no correctamente argumentadas, para no aceptar la financiación autonómica solicitada por los partidos catalanes. No obstante, creo que el Gobierno debería hacer una nueva propuesta consensuada con el resto de partidos políticos sobre la aportación económica que en los presupuestos de 2009 considera puede aportar para la financiación de las autonomías.

No es justo que PSOE y PP consientan que Euskadi y Navarra tengan un sistema de financiación distinto que la del resto de autonomías del Estado español. Este modelo no es democrático ni solidario para el resto del país. Quizá sería conveniente corregir la Constitución de 1978 si la actual favorece la insolidaridad.

Como algún político ha sugerido, en el aspecto de financiación autonómica debiéramos aproximarnos más al modelo alemán, en el cual no hay dos vías de financiación para las autonomías (Bundesländer), como sucede en España. Vascos y navarros no debieran estar al margen de este debate de financiación autonómica, como ocurre actualmente.

No se puede decir, de mantener esta situación, que Cataluña es insolidaria con España. Hay un problema político que algún día se deberá abordar.- José M. Amigó. Valencia.

Si la sociedad española estuviera atenta, en estos días de discusión del sistema de financiación autonómica, debería saltar por los aires uno de los clichés más arraigados y más perversos de la política: aquel que dibuja a las personas de corte socialdemócrata (progre) como solidarios, es decir, como dispuestos a colaborar, económicamente, a solucionar los problemas y las carencias de los demás.

Esta definición sirve siempre que al progre le toque recibir y no dar. Ahora bien, cuando este guión se altera y es el progre el que debe contribuir a solucionar los problemas de otros desvalidos ciudadanos, el progre se revuelve y se alía con la Ezquerra Republicana, con comunistas y hasta con los derechistas más orillados de Convergència i Unió. Todo antes de ser ellos paganos de ninguna cuota de solidaridad.

Este mismo comportamiento se contempla también con nitidez en progres de Navarra y el País Vasco, que defienden a la vez el sistema del cupo como herramienta para evitar la solidaridad con el resto del Estado mientras exigen que las instituciones sean solidarias con cada uno de ellos como ciudadanos en forma de transferencia de bienes y servicios que paguen otros ciudadanos. Éstos son la verdadera ideología y el rostro descarnado -marmóreo- de los progres. A ver si nos enteramos y lo tenemos presente.- Jesús Bielsa Gargallo. Zaragoza.

Cuando les interesa, los dirigentes del PSC esgrimen que son un partido diferente del PSOE. "Somos partidos diferentes", indicaba el otro día José Zaragoza, secretario de organización del PSC. Pero lo cierto es que cuando llegan las elecciones, no tienen ningún reparo, antes al contrario, a la hora de pedir a sus hermanos de más allá del Ebro (y, sobre todo, del Guadalquivir) su apoyo y colaboración para llenar los mítines de campaña y conseguir, cuantos más votos, mejor.

Cuando llegan las elecciones, no dudan en llamar a Felipe González, y en otros tiempos a Alfonso Guerra, para tales menesteres. Pero ¡ah, amigo!, una vez que pasa el periodo electoral, la olvidadiza cúpula del PSC vuelve a hilar fino con lo de que son un partido federal y ya no tiene ningún empacho en proclamar que son un partido diferente. Los dirigentes del PSC dejan en barbecho la S de socialista y retoman, hasta que llegan las siguientes elecciones, su letra más genuina: la N de nacionalistas.