Dos vidas en el aire
El piloto, Antonio García Luna y el copiloto, Javier Mulet, perdieron la vida intentado remontar el MD-82
Javier fue un niño que siempre miraba al cielo, buscando aviones. Pasaban sin cesar por encima de la casa de campo que su familia tiene en Sencelles, en el corazón de la isla de Mallorca. Cinco generaciones de los Mulet han regentado, desde 1872, La Pajarita, conocidísimo y próspero delicatessen del centro de Palma. Pero a Javier le gustaban más los pájaros grandes. A los siete años dijo que quería ser piloto. A los 29, cumplía su sueño y entraba en Spanair. A los 31, perdía la vida en la cabina del vuelo JK 5022, sentado junto al comandante Luna.
Antonio García Luna era un tipo con don de gentes. Loco por sus tres niñas, María, Isabel y Lucía, de 9, 6 y 4 años. Las llevaba al cole si no estaba volando, iba a recogerlas, les hacía la cena. "Como padre, me daba envidia; como marido, también; tenía mucho feeling con sus niñas y con su mujer", cuenta Pedro, que también llevaba a sus hijos al colegio de la Porciúncula, en Palma de Mallorca. A sus 39 años, el comandante Luna estaba pendiente de que Spanair le concediera una reducción de jornada.
Mulet empezaba sus vacaciones, iba a casarse y estaba buscando piso
Luna y Mulet eran de familias acomodadas, recibieron educación religiosa y eran apasionados de los aviones. Pero lo que unió definitivamente sus destinos ocurrió el 20 de agosto, a las 14.25, en el aeropuerto de Barajas.
El comandante Luna era madrileño, pero se había integrado perfectamente en la isla. En Es Pilari, cerca de su chalet de Las Maravillas, aún recuerdan cómo hace mes y medio acudió en julio al concurso de disfraces de las fiestas vestido de vaquero, con patillas y bigote pintados. Llegó destinado a Mallorca hace ya 17 años e ingresó en el 801 Escuadrón del Servicio Aéreo de Rescate de la base militar de Son Sant Joan.
Allí empezó su carrera junto a Miguel, ahora comandante de Air Europa, hoy con gafas oscuras, en el chalet de su amigo Luna, acompañando a Marga, la viuda. A Miguel le costará ver las carreras de Fórmula 1 y los partidos del Real Madrid sin su amigo. Luna nació en Madrid, creció en La Lastrilla (Segovia), y vivió en Mallorca. Eso sí, tenía base en Barcelona. Allí tuvo que fijar una residencia para poder ascender a comandante, el 1 de marzo de 2007. Para ascender era preciso trasladarse a Madrid o Barcelona, cuentan fuentes sindicales de Spanair.
En el Ejército obtuvo una mención honorífica por su labor como piloto. Tenía ocho mil horas de vuelo a sus espaldas, 3.500 como comandante. "Era un buen tipo", subraya un auxiliar que compartió horas de vuelo con él. Miguel, su suegro, el padre de Marga, la psicóloga de la que Luna se enamoró y con la que llevaba 12 años casado, dice que el funeral fue algo extraordinario: "Mira que yo trato bien a la gente, pero ya me gustaría a mi tener la décima parte de amigos que él".
El copiloto Javier Mulet se iba a casar dentro de dos meses. Su novia, Estrella, era la que más le animaba a que luchara por su pasión, la aviación. Ya habían mirado pisos para comprar por Salamanca, la ciudad en la que Javier se formó, la ciudad en la que vivía con Estrella, licenciada en Derecho a punto de doctorarse. El padre de Javier decidió que en las esquelas que se publicaran en la prensa local mallorquina Estrella apareciera en calidad de esposa.
"Estaba feliz desde que entró en Spanair. Siempre fue cariñoso, buen hijo". Lo dice su padre Javier, con su foto en la mano.
El JK 5022 era el último vuelo que debía realizar Javier antes de empezar sus vacaciones. Estaba feliz, pero también nervioso, explica su padre. Como muchos de sus compañeros. Tenía posibilidades de salir de la compañía como consecuencia del plan de despidos que Spanair se disponía a negociar con los sindicatos. Las partes debían sentarse a negociar el fatídico 20 de agosto, a las seis de la tarde. La reunión no llegó a celebrarse.
Sigue la investigación para determinar las causas del accidente que acabó con la vida de 154 personas. Entre ellas, la del copiloto Javier Mulet y el comandante Antonio García Luna.
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