Europa está aquejada de una grave enfermedad que radica precisamente en su buena salud. Pese a ser un síntoma de desarrollo, el aumento de la esperanza de vida amenaza el sostenimiento de uno de los principales logros del Estado de bienestar, las pensiones.
"No apostaría contra el dólar", dijo hace unos días un multimillonario estadounidense cuyas palabras suelen causar estragos en los mercados. Las dudas sobre la situación económica de la zona euro, las amenazas de recesión y sobre todo los nuevos signos de deterioro de Alemania, la primera economía de Europa, llevaron ayer al euro a su nivel mínimo de los últimos seis meses.
Estas rebajas de infarto, con descuentos de hasta el 70% desde el primer día, no han logrado aliviar la depresión en la que el comercio ha entrado desde que comenzó el año, desde que el ciudadano español comenzó a notar los primeros síntomas de crisis y adoptó su propia política económica: gastar menos.