El retroceso de la zona euro mete presión al BCE para que baje tipos
España y Francia encabezan la exigencia de un cambio de política monetaria
La economía europea ha dado un giro dramático que le ha llevado de resistir con gallardía el primer embate de la crisis financiera a un retroceso histórico, el primero desde la creación de la zona euro. Un cambio de escenario radical que devuelve el protagonismo al Banco Central Europeo (BCE). La caída del PIB de la eurozona en el segundo trimestre (un 0,2% menos que entre enero y marzo), y la marcha atrás del petróleo en el último mes dan nuevos argumentos a los que reclaman al BCE un recorte de los tipos de interés.
El primer ministro francés convoca una reunión urgente por la crisis
Alemania admite que su pronóstico para 2009 está en revisión
La exigencia se reactiva en el discurso de los dirigentes políticos europeos. Y tiene eco en los mercados: el euro bajó ayer de los 1,47 dólares por primera vez en los últimos seis meses. Los inversores creen ahora que el impacto de la crisis en Europa es cada vez mayor y que eso forzará un recorte en la diferencia de tipos entre EE UU (la Reserva Federal los mantiene en el 2%) y la zona euro (4,25%).
"Si la evolución del barril de petróleo sigue siendo favorable, debería afectar también a los tipos de interés, mucho más cuando se acaba de constatar una ralentización en la zona euro", advirtió el jueves el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tras conocerse los datos del segundo trimestre. Un llamamiento que secundó ayer la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, que enfatizó la necesidad de una política monetaria "razonable" tras el descalabro de la economía europea.
Los gobiernos español y francés repiten en su exigencia de un descenso de tipos. En junio, cuando el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, apostó por subirlos para domar la inflación y provocó el mayor repunte del Euríbor en un día, Zapatero le reclamó "más prudencia". En julio, cuando la autoridad monetaria elevó los tipos al 4,25%, el presidente francés le acusó de "poner de rodillas a las empresas europeas que siguen exportando". Italia también se apuntó a las críticas, mientras el Gobierno alemán dio pasos contradictorios: el portavoz del Ejecutivo de Angela Merkel reprochó a Zapatero sus palabras, pero el ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, consideró la subida "una mala señal".
Aún así, la decisión de julio fue acogida con cierto alivio en las cancillerías europeas. Se había temido una subida mayor y las explicaciones de Trichet alejaron la posibilidad de incrementos sucesivos, pese a que la escalada del petróleo aún no había remitido entonces. En agosto, cuando el consejo de gobierno del BCE decidió mantener los tipos, la preocupación por el parón económico se hizo sitio en el discurso de Trichet. Una preocupación que tendrá más peso aún en el encuentro del BCE en septiembre, tras confirmarse el retroceso en Alemania, Francia e Italia, las tres principales economías de la zona euro.
El mercado marca el camino. No es sólo que el dólar recupere terreno al euro, también se estrecha el margen entre los bonos de Alemania (la referencia en la deuda pública europea) y Estados Unidos. Y, por primera vez en cinco meses, el Euríbor pierde fuerza. Los analistas apuestan a que el BCE se verá forzado a bajar tipos, aunque no creen que de forma inminente. Los expertos de UBS y JPMorgan apuntaron ayer a un recorte para el arranque de 2009, cuando la autoridad monetaria constate la moderación en los precios.
Porque los responsables del BCE siguen sin fiarse de los precios. "Concluir que la debilidad del crecimiento va a llevar a un alivio inmediato de las presiones inflacionistas es prematuro", señaló ayer el presidente del Bundesbank, Axel Weber.
"El petróleo ha retrocedido un 30% en el último mes, la inflación debería bajar de forma pronunciada en otoño", opuso la ministra francesa de Finanzas, quien adelantó que "no hay que confiar en un buen tercer trimestre". La resaca de los datos económicos del segundo trimestre fue dura para los gobiernos europeos. El primer ministro francés, François Fillon, convocó una reunión urgente para analizar medidas contra la crisis el próximo lunes, aunque se resiste a cambiar sus previsiones económicas. Y el ministro de Economía alemán, Michael Glos, admitió que su pronóstico de crecimiento para 2009 (1,2%), está en revisión.
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