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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Baño de realidad

La revisión a la baja del crecimiento debe reflejarse en nuevas medidas reactivadoras

El vicepresidente Pedro Solbes anunció ayer que el Gobierno quiere ofrecer una "visión más realista" de la actual coyuntura económica: era ya más que obligado. Para cumplir con ese deseo, anunció una rebaja drástica en las previsiones de crecimiento del PIB para este año, del 2,3% pronosticado en abril al 1,6% que se propone ahora, y otra más radical aún para 2009, desde el 2,3% inicial hasta el 1%. La lectura de la rectificación de Solbes es transparente: la fase peor de la crisis, causada en su opinión por la subida de tipos y el encarecimiento del petróleo, se vivirá en España durante el segundo semestre de este año y el primero de 2009. El fondo de la crisis se cruzará, además, sin superávit público, volatilizado como por arte de birlibirloque en los siete primeros meses de este año gracias en parte a medidas tan desafortunadas como la devolución de los 400 euros, sobre cuyas virtudes duda ya hasta el propio Gobierno.

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Esta inmersión brusca en la realidad de la crisis no se debe previsiblemente a un acto de misterioso autoconvencimiento del presidente y su ministro de Economía, sino al empuje inmisericorde de las estadísticas. Ayer se conocieron los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al segundo trimestre del año: 207.000 parados más durante el trimestre, 621.000 parados más en el último año, una tasa de paro que está ya en el 10,4% y que, previsiblemente, aumentará hasta el 12,5% el año que viene. De nuevo hay que recordar que los trimestres peores para el empleo serán el tercero y cuarto de este año, periodo en el que se materializará el parón inmobiliario, y que las medias estadísticas o la modesta creación de empleo todavía existente no deben hacer olvidar que el grupo de trabajadores extranjeros tiene tasas de paro del 16%, con el riesgo de que aparezcan bolsas amplias de pobreza.

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El análisis de los hechos debe excluir el dramatismo. Bueno es que la Administración española se haya decidido, aunque sea a regañadientes, a rebajar las previsiones económicas incluso por debajo de las previsiones del FMI y que Solbes no rehúya el término crisis. Queda por saber qué respuestas dará el Ejecutivo a la triste realidad que refleja el nuevo cuadro macroeconómico. Zapatero y Solbes parecen haber descartado un modelo de ajuste presupuestario ortodoxo, basado en la contención indiscriminada del gasto público, una tentación que le presentó el presidente del PP, Mariano Rajoy. Es una decisión acertada, porque frenar la inversión pública ahora equivaldría a cercenar gratuitamente una de las palancas necesarias para estimular la economía.

Pero hay que saber si habrá nuevas medidas de estímulo económico, si éstas incluirán reducciones de impuestos o de cotizaciones y cómo será el largamente anunciado plan de ahorro energético que anuncia una vez a la semana el ministro de Industria. Mientras tanto, y aunque sea por atrición, bienvenida sea la declaración de realismo moderado.

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