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'Spam': El contraataque

Según las estadísticas, tres de cada cuatro 'e-mails' son correos basura. ¿Qué pasaría si decidieras responderlos? El periodista Neil Forsyth lo hizo, y publica el resultado en un hilarante libro

Spam, nombre por el que se conoce al "correo electrónico masivo no deseado". Apareció por primera vez en 1978, y 30 años después el 84,6% del total de los e-mails que llegan a los ordenadores españoles es spam. En general, su objetivo es estafar al usuario. Sacarle dinero a cambio de algo que nunca llegará o conseguir sus datos personales y bancarios. Existen multitud de timos e infinidad de variantes.

La reacción más habitual del receptor es borrarlos, pero hay quien no. "Empecé a contestar a los spams y encontré divertido ver a qué extremos estaban dispuestos a llegar para sacarte la pasta", dice Neil Forsyth, un periodista escocés de 30 años que es el autor de Delete this at your peril (algo así como Borra esto por tu cuenta y riesgo), un hilarante libro que en vez de autoayuda es de autodefensa.

"No importa lo que digas. Por absurdo que sea, ellos siempre te creen" (Neil Foryth)

Básicamente, lo que hizo Forsyth fue crear un personaje, Bob Servant: "Bob es un hombre de Dundee de 62 años que pasa el tiempo charlando con los amigos en su bar favorito, o mandando e-mails a los spammers. Ha tenido una vida variopinta: hizo una pequeña fortuna limpiando ventanas y con las furgonetas de venta ambulante de cheeseburgers. Puede que sea un personaje de ficción, o puede que no", describe Forsyth, que quiere mantener un aura de misterio alrededor de su personaje.

Pero aunque Bob Servant dispone de su propia web, de un blog y figura como autor del libro, no es más que un álter ego de Forsyth. El personaje imaginario que establece larguísimos intercambios de e-mails con Alexandra, la bella rusa que busca marido, o Lanzhou Global LTD, empresa china de fabricación de cinturones de goma que busca inversores a quienes garantiza ganancias de 5.000 euros mensuales. "Bob está tan loco como las historias que cuentan estos tíos. Pero no importa lo que les diga -que no puede enviarles dinero porque han secuestrado al cartero o que quiere abrir un bar temático africano en Dundee en el que irá con una cabeza de león-: ellos siempre le creen".

Sólo hay una cosa que estos remitentes, y ocho más, tienen en común: necesitan que Bob les suelte dinero, les dé los datos bancarios... o ambas cosas. Es en este duelo de mentiras, en el que nadie cree lo que dice pero todo el mundo ofrece cooperación y buena voluntad y se esfuerza en demostrar que confía sin límite en su interlocutor, donde el libro consigue sus cotas más altas de humor y surrealismo.

Pongamos el maravilloso caso de Jack Thompson, heredero del rey Arawai, del reino tribal de Togo, que murió envenenado por sus enemigos y cuya fortuna ha quedado bloqueada en un banco. "Es mi favorito: el primero que hice y el capítulo que abre el libro. Le dije al spammer que quería unos cuantos leones vivos para mi jardín, y más tarde añadí que sólo los aceptaría si hablaban un inglés perfecto. Tras una larga búsqueda, encontró algunos. Eran bastante caros, y decidí no seguir adelante con la operación. Sólo puedo imaginar que el pobre aún tendrá varios leones rondando por su jardín... por lo menos se dirigirán unos a otros en un inglés educado", cuenta irónico Forsyth, que siente fascinación por los timadores. Su primer libro, Other people's Money, es la historia de Elliot Castro, el caso real de un impostor que a principios de esta década se hacía pasar por millonario para conseguir créditos que luego dilapidaba en fabulosos viajes alrededor del mundo. Cuando fue detenido, a los 22 años, ya había estafado más de un millón de dólares.

Esta vez es él quien juega con los timadores. El libro (que no ha sido publicado en castellano pero está disponible en su versión inglesa, vía Internet) no es más que la transcripción literal, incluidos encabezamientos, de los intercambios de e-mails con los spammers. Lo gracioso es cómo el imaginario escocés les lleva a la desesperación con sus continuas disgresiones y peroratas. Y al final parece imposible que haya alguien lo bastante cándido como para picar con timos tan básicos y trucos tan burdos. "Por supuesto que hay gente que se lo traga. Si no fuera así no lo seguirían haciendo. En los periódicos hay siempre historias terroríficas de gente enviando a estos spammers los ahorros de toda su vida. Ésa es la terrible realidad".

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