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Reportaje:

Un viaje al interior de la materia

Tekniker aprovecha la participación española en la fuente de neutrones Isis Oxford como una oportunidad para desarrollar su capacidad tecnológica

Un microscopio permite por ver objetos pequeños, pero un chorro de neutrones permite "meterse dentro de la materia". "Conociendo las moléculas entendemos los materiales y podemos manipularlos", asegura Andrew Taylor, director de Isis, la fuente de neutrones líder del mundo que se encuentra en un viejo aeródromo de la Segunda Guerra Mundial cerca de Oxford (Reino Unido). Taylor asegura que su aspiración es dar soluciones en una especie de fábrica de ciencia. Sirve lo mismo para arqueología que para biomedicina.

Todo el proceso se inicia con un átomo de hidrógeno cargado con un electrón extra. Se acelera por procedimientos magnéticos, se lanza contra un objetivo y el choque provoca la salida de distintos chorros de neutrones que se canalizan hacia diferentes muestras de la materia a analizar. Gracias a distintos "instrumentos" científicos de alto coste y desarrollo tecnológico, se puede analizar la resistencia, la fotometría, la dinámica... La ventaja de los neutrones frente a otros instrumentos como los Rayos X es que no dañan la materia. Por Isis ha pasado desde un casco griego hasta jabones de Unilever o productos farmacéuticos.

Un contenedor de Tekniker de 50 toneladas en el corazón de Isis

El uso de los instrumentos de medida se cede durante tres días a los equipos científicos de investigación. Si el resultado de la investigación se va a hacer público es gratuito. Si no se quiere publicar, se debe pagar unos 15.000 euros al día.

El Gobierno de España aspira a que el centro sucesor de Isis a escala europea, la fuente de neutrones por espalación (ESS), se instale en Bilbao, que compite con otros cuatro países europeos. Mientras se resuelve el dilema, Isis es el líder mundial, aunque compite con los centros de EE UU y Japón, que, aunque tienen mayor potencia, cuentan todavía con una menor capacidad de análisis de la materia porque les faltan instrumentos de medición. El proyecto Isis nació en los años setenta y su dimensión hizo obligatoria su internacionalización. España tiene derecho al 2,5% del uso del haz de neutrones y a la posibilidad de proporcionar equipos. A este resquicio se ha apuntado el centro tecnológico Tekniker, encuadrado en IK-4.

Por los pasillos de Isis pululan científicos de distintas nacionalidades. Muchos españoles. Entre ellos se encuentran Iratxe Ariz y Jesús Alonso, dos ingenieros de Tekniker que están a punto de cerrar una estancia de medio año. Su trabajo ha estado ligado a los proyectos de ingeniería que Tekniker ha realizado en la ampliación de Isis.

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Entrar en el centro es complicado. EL PAÍS pudo acceder, junto a otros medios de comunicación, gracias a una invitación de Tekniker en compañía de su director general, Alejandro Bengoa. Ariz y Alonso, junto a otros científicos españoles que trabajan en las instalaciones, como el doctor en Física por la UPV, Ricardo López-Antón, hacen de anfitriones. Todos llevan al lado de su identificación un medidor de radioactividad. Las instalaciones están convenientemente aisladas, pero más vale prevenir.

Isis está desarrollando una ampliación de sus instalaciones con una inversión de 200 millones de euros. Un nuevo chorro de neutrones y nuevos instrumentos de medición. Tekniker ha suministrado dos contenedores (Wish y Let) donde se colocan la materia a analizar y los detectores que transmiten la información a los científicos.

En el interior del Let, un contenedor de acero de 50 toneladas que se trajo desde Tolosa en una sola pieza, trabaja un operario. Lo está forrando de cadmio, un material que absorbe los neutrones tras analizar la materia. Alonso explica que el gigantesco cajón ha rozado el límite de lo hacedero. Debe hacer el vacío, y ha funcionado. A la instalación todavía le quedan unos meses para echar a andar. La ampliación permitirá a Isis contar con otros siete instrumentos de medición y alcanzar los 27. Las instalaciones de EE UU y Japón no le alcanzan juntas.

Si Bilbao consigue su fuente, que será mucho más potente, pero tardará muchos años en alcanzar a Isis en instrumentos de medición. Es un proyecto de futuro.

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