Siempre estaba ahí
Cada vez que utilizo la cartera me acuerdo de Simone Ortega, porque ella me la regaló. Es una cartera de piel marrón, con mis iniciales grabadas. No soy una persona de guardar objetos, pero en este caso lo llevo guardando 15 años, porque en este regalo veo el cariño de Simone. Al sacar hoy la cartera para pagar el parking en el aeropuerto se me saltaban las lágrimas.
Cuando vino a El Bulli por primera vez yo estaba asustado, porque pensaba que no le gustaba la vanguardia, pero me encontré con una de las personas más abiertas que he conocido en mi vida y, sobre todo, una persona enamorada de la cocina.
Me ha demostrado que me quería un puñao y me he sentido siempre muy orgulloso de su cariño. Siempre me animaba: "Sigue, sigue adelante". Cada vez que me daban un premio me enviaba cartas de su puño y letra, lo que ya nadie hace. Siempre he sabido que Simone estaba ahí, aun cuando ya estaba muy enfermita. Cuando se publicó 1.080 recetas en catalán yo le hice el prólogo y luego me encantó volver a prologar la edición que salió el año pasado en inglés. Era una forma de agradecerle su cariño.
Simone Ortega era una apasionada de los éxitos de la cocina española. Se emocionaba de verdad con los triunfos de los cocineros. Cuando salí en la portada de The New York Times me mandó una carta que me pone los pelos de punta cuando la leo.
Era una persona dulce, te enamoraba. Su obra y su actitud eran un ejemplo de tolerancia y de que la tradición y la vanguardia pueden convivir perfectamente. Valoraba la honestidad y la seriedad. Me decía: "Tienes que ser honesto y decir la verdad, que te puedas mirar siempre en el espejo".
Ahora que vengo de recoger el honoris causa de la Universidad de Aberdeen se lo quiero dedicar a ella. Voy a echar de menos su carta cariñosa. Seguro que estaba orgullosa de que una universidad extranjera premiase a un cocinero. Estoy muy triste, como creo que lo estarán todos los cocineros y todos los aficionados a la cocina.
1.080 recetas está en las casas y en las cocinas de medio mundo. El libro de Simone forma parte ya, con letras de oro, de la historia de la gastronomía española. Seguramente sin su libro todo este boom de la cocina española actual no hubiera existido.
Ferran Adrià es cocinero y propietario del restaurante El Bulli.
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