Córdoba se queda en vela por la noche flamenca
100.000 personas pasan la madrugada escuchando a artistas del cante
Ayer fue un día de ojeras en Córdoba. Pocos habían pegado ojo en la ciudad andaluza el pasado sábado cuando se celebró la Noche Blanca del Flamenco, una madrugada entera que se le regaló al cante jondo. Cuando hacia las 11 de la noche Miguel Poveda comenzó a cantar, la plaza de las Tendillas ya le esperaba abarrotada. Y a reventar estaba también la avenida de la República Argentina donde actuó Chamabao.
Un poco más tarde ocurrió algo parecido en la plaza de la Corredera con el homenaje que Diego el Cigala, Montse Cortés, La Tana y José el Francés le rindieron a uno de los más grandes y llorados artistas: Camarón de la Isla. El Patio de los Naranjos se quedó pequeño durante el espectáculo La palabra de Dios a un gitano, una obra de El Lebrijano que interpretaron El Pele, Julián Estrada, Chaparro y Paco Serrano.
En este festival callejero -y gratuito- participaron alrededor de 600 artistas en 55 espectáculos que se celebraron desde las 10 de la noche hasta las siete de la mañana. La idea: mantener a la ciudad en vela durante toda la noche. Y funcionó. Según los primeros cálculos del Ayuntamiento, alrededor de 100.000 personas asistieron a las actuaciones sólo en los espacios acotados. Y habría que añadir los miles de cordobeses y turistas que se acercaron hasta los pequeños recitales y montajes en las calles y plazas de la capital cordobesa y que pululaban de un lugar a otro, con parada incluida en alguna de las tabernas que tampoco cerraron.
Todo esto arrancó en 2002 cuando París decidió dedicar una noche entera a la cultura. Poco a poco se han ido sumando otras ciudades europeas. Córdoba, que aspira a ser Capital Europea de la Cultura en 2016, se ha apuntado este año. Y lo ha hecho partiendo de sus raíces. Desde hace más de 50 años, la ciudad acoge el célebre Concurso Nacional de Flamenco y el Festival de la Guitarra, que se celebra en julio, es otra de sus señas de identidad. Con estos antecedentes el Ayuntamiento lo tuvo claro: la noche blanca en Córdoba había que dedicársela al flamenco.
Y hubo un lugar para todo. Desde lo más puro, como el recital en el Teatro de la Axerquía en el que participaron Fosforito, Luis de Córdoba, Manuel Silveria, Paco Cepero y Olga Pericet, hasta lo más moderno, como el encuentro Epigea, en el que durante toda la noche creadores ajenos al mundo del flamenco ofrecieron su particular visión sobre este arte con proyecciones, sesiones de música electrónica o performances en los jardines de Colón.
Otra interesante incursión en el flamenco fue la de Susana Raya, Rosario Villajos y Ángel Herrera, que fusionaron esta música con el jazz, la bossa nova o la salsa en el Jardín Botánico.
Babelia
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