Los armadores, contra las importaciones masivas de "peces baratos" de Asia
Un informe del CSIC recomienda analizar las toxinas de algunos productos
Comen de todo, crecen rápido y toleran vivir en aguas dulces o saladas. Son los peces en auge en la acuicultura mundial y han entrado con fuerza en los mercados españoles. Las especies más extendidas son la panga, la tilapia del Nilo y la perca.
Se presentan en las pescaderías de los supermercados en filetes blancos o rosados, sin espinas. Su precio -de entre seis y siete euros el kilo- les ha permitido hacerse un hueco en el menú diario de muchas familias. Su sabor suave incluso gusta a los niños. Pero los armadores están en pie de guerra contra las importaciones masivas de estos pescados porque consideran que proceden de países que no cumplen las mismas normas que Europa exige a sus propios productores. Y en los últimos días no se han cansado de repetir que el control de todas las partidas debe ser una prioridad para la Administración.
Galicia importó el año pasado pescados y mariscos por valor de 1.528 millones de euros, casi el doble de lo que exportó en este concepto. Las compras a China, Vietnam y Tailandia, aunque todavía modestas (de 84 millones de euros) están creciendo rápidamente -casi un 20% en el caso de Vietnam-. Y, teniendo en cuenta que de Asia procede el 80% de la producción de tilapia, y la práctica totalidad de la panga, los países del Sur del continente han pasado a ser el centro de atención de los pescadores gallegos.
Análisis
Según un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas realizado en el mes de mayo a petición de la Cooperativa de Amadores de Vigo sobre los filetes de panga descongelados, no hay nada en este alimento que estté fuera de los parámetros autorizados. Los resultados de los análisis microbiológicos tomados de muestras de supermercados de la ciudad dejan claro que aportan una cantidad razonable de proteína de alto valor biológico y fácil de digerir, si bien su contenido en ácidos grasos poliinsaturados, que hoy en día es uno de los aspectos más reconocidos para recomendar el consumo de pescado, en el caso de la panga es muy inferior al de otras especies marinas como la merluza o el pescado azul. El estudio llama la atención por una de sus recomendaciones finales: "Dada la forma y el lugar de producción de estos ejemplares, -apunta- se cree muy conveniente realizar análisis de posibles contaminantes de manera aleatoria en las partidas que se importan". Estos análisis, que ya realizan los servicios del Ministerio de Sanidad, "deberían determinar la presencia de ciertos parámetros químicos, que, a la vista de la procedencia del producto, podrían ser causa de rechazo para el consumo humano en Europa". Por ello, aconseja que se compruebe la presencia de contaminantes tales como residuos de productos veterinarios, antibióticos, pesticidas y otros compuestos. Del mismo modo, el estudio explica que en ninguna de las muestras recogidas aparecía correctamente identificado el nombre científico de la especie utilizada e incluso se encontraron errores en la rotulación: donde aparecía la palabra "pesca extractiva" debía decir "acuicultura". Fuentes del sector consideran, sin embargo, que estos fallos son bastante comunes y suelen originarse en la cadena de distribución tanto de productos nacionales como importados.
La Asociación de Procesadores y Exportadores de Pescado de Vietnam estimaba el año pasado que la producción de panga alcanzaría el millón de toneladas, y España es el tercer importador del pez a nivel mundial, solo por detrás de Rusia y Polonia.
Según el consejero económico y comercial de la Embajada española en Vietnam, Isaac Martín, citado en el anexo del informe, "los valores de producción de esta especie seguirán creciendo de forma moderada pero tendrán que hacer frente a problemas, como el uso de ciertas sustancias, que pueden obligar a los países importadores a cerrar las frontreras al producto". Los efectos de la acuicultura intensiva podrían reducir la producción. Sin embargo, "el consumo seguirá aumentando".
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