'Mossos' y regantes del Ter acaban a golpes durante una visita de Montilla

Buenas palabras y buenas intenciones, pero sobre todo mucha crispación durante el encuentro que mantuvo ayer a mediodía el presidente de la Generalitat, José Montilla, con las comunidades de regantes del Baix Ter. Con silbidos de protesta y pancartas donde podía leerse: ACA: sinvergüenzas y Cumplir la ley de 1959, un centenar de agricultores y regantes, convocados por el sindicato Unió de Pagesos, recibió a Montilla a la entrada del Ayuntamiento de Torroella de Montgrí (Baix Empordà). Los manifestantes reclamaron el retorno del caudal del Ter, increparon al presidente e intentaron acercarse a él para exponerle sus quejas.

Pero el episodio más tenso se produjo cuando Montilla se dirigía al Museo del Mediterráneo para pronunciar un discurso. En ese momento, agricultores y regantes subieron de tono la protesta, con insultos y abucheos, e intentaron traspasar el cordón de protección policial que rodeaba al presidente, formado por unos 40 agentes antidisturbios de los Mossos. Mientras el presidente y sus acompañantes llegaban al museo sin sufrir ningún daño, comenzó una trifulca que acabó con carga policial. En medio de gritos y silbidos, empezó a volar todo tipo de objetos: sillas, piedras, palos, pancartas y hasta tomates.

Las estrechas calles del barrio viejo de Torroella fueron testigos de los porrazos y empujones entre la policía y los payeses, ante la mirada atónita de vecinos y residentes. El enfrentamiento ocasionó varios heridos leves, entre ellos, tres agentes de los Mossos y varios manifestantes. Antoni Casademont, miembro de Unió de Pagesos, reconoció que "la cosa se fue poniendo fea", aunque culpó a la policía de "provocarles". Casademont dijo que uno de los regantes tuvo que ser hospitalizado con heridas en las piernas.

Montilla no convenció a los regantes, que esperaban arrancar del presidente acuerdos concretos para paliar la crítica situación del Ter y del sector agrícola de Girona. Tanto el portavoz de los regantes, Narcís Illa, como Jordi Aulet, presidente de la comunidad de regantes de la presa de Colomers (Baix Empordà), coincidieron en que todo han sido "buenas palabras y pocos acuerdos". Montilla agradeció el esfuerzo y la aportación hídrica que desde hace años realizan las comarcas de Girona, pero les pidió "más solidaridad" ante un episodio de sequía que aún no ha finalizado. Durante el discurso pronunciado en el museo, el presidente reconoció que "poca cosa se puede hacer a corto plazo" y recordó que la planta desalinizadora de El Prat no estará lista hasta dentro de un año.

Montilla también expresó su "predisposición" a devolver de forma progresiva el caudal del río y el "compromiso" de la Generalitat para ayudar a modernizar los sistemas y las técnicas de riego, pero sin concretar cifras ni fechas, dijo Aulet. "En estos momentos sólo nos garantizan 19 hectómetros cúbicos de los pantanos de Sau y Susqueda, pero si el 1 de junio el volumen envasado es de 140 hectómetros, tenemos derecho a recibir más agua, 41 hectómetros como poco", añadió.